Hoy quería escribir el
tercero sobre la marihuana, pero ante los eventos de ayer en la carretera
Chilapancilgo-Tixtla, hay que tratar de “entender” el nivel de violencia que
la “policía”
desplegó nuevamente contra los normalistas de Ayotzinapa. Leo que el señor Florencio Salazar (que cobra
como secretario de gobierno en Guerrero) dice: “los jóvenes estudiantes fueron
sorprendidos en flagrancia cuando robaron una pipa de gasolina” pero observo
que se realizó un despliegue, que cuando menos puede calificarse de inusual
para perseguir unidades de transporte público de pasajeros, en los que viajaban
los normalistas; veo también que un “policía” poniendo en riesgo su vida
destruye un cristal de una de esas unidades, para poder introducir en ella
gases lacrimógenos.
Escucho al señor Astudillo
(que ya cobra como gobernador del mismo estado) decir: “ellos (en referencia a
los normalistas) deben cambiar”, en una absoluta falta de autocrítica al actuar
de sus “fuerzas del orden” que no sólo atacaron una unidad en
movimiento en una vía carretera federal, poniendo en riesgo la vida propia, la
de los estudiantes y conductores de las unidades perseguidas y la de otros
viajantes de esa carretera, fuera de cualquier protocolo conocido en México y
el mundo.
Ya Astudillo había dicho que: “era
momento de aplicar la ley en Guerrero” y que “no se permitirá que se sigan
atacando las instituciones”, lo de ayer, en línea con sus “advertencias”
fue sólo la puesta en práctica de a “nueva” política de cero tolerancia contra
los normalistas, los profesores de la CETEG y todos los grupos sociales que ahí
se manifiestan ante la incapacidad del Gobierno (local y federal) para resolver
los gravísimos problemas por los que atraviesa esa entidad federativa.
El señor Astudillo, tiene poca capacidad de movilización,
de hecho es casi nula, pues los grupos locales de poder real ya le pusieron la
bota en el pescuezo y lo “obligaron” a cometer su primer error
al enfrentarse a un grupo vulnerable de la sociedad guerrerense, al volver a
atacar a los normalistas de Ayotzinapa y al poner en jaque la credibilidad de
las “instituciones”
locales.
Esa política de violencia,
represión, intolerancia y terror social, no son nuevas, es más ni siquiera son
nuevas en el estado de Guerrero, ahí ya se vivió Aguas Blancas, la guerra sucia
de los 70 y 80; ahí las estructuras del poder no se tientan el corazón para
atacar a su población.
En México, desde hace ya más
de dos décadas los que no aceptamos que el camino (la política) seguido por el “gobierno”
es el mejor y consideramos que hay otro para llegar a mejores resultados a
favor de los mexicanos; somos sistemáticamente atacados, señalados, marcados y
hasta exterminados por el gobierno y sus lacayos mediáticos.
La política de violencia institucional no se ha detenido
nunca, los que mantienen el control de las estructuras gubernamentales y el
presupuesto de todos los mexicanos, se han erigido además en censores oficiales
de lo que puede y no puede hacerse; sin importar el riesgo en que pongan a la sociedad
mexicana en su conjunto
Hoy la herida de Iguala de hace más de un año, aun no cierra,
es más aun supura pus; ellos lo saben y pese a ello lanzan un operativo (que
por cierto según el señor goviernador (así) no estaba preparado) que lleva a
otro desastre mediático.
Hoy los medios nacionales y locales amanecieron
amordazados (como en la pior (así) época del gobierno represor.
Hoy México nuevamente es puesto como ejemplo internacional
de intolerancia.
En fin, la violación de los derechos humanos, de las garantías
individuales y de todos los básicos poblacionales; son parte de un acto
irreflexivo y hasta estúpido de un “gobernante” absolutamente cuestionado
y ilegítimo.
El devenir histórico nacional cobrará en algún momento la
factura a él y a los que desde la federación lo alientan a ese actuar.
Ya la población se cansó de tanto advenedizo que desde
las estructuras de poder sólo se sirve para el logro de sus intereses y los de
su camarilla de rapaces e insaciables acompañantes.
La violencia institucional e institucionalizada, se ataca
con violencia popular; son ellos quienes ponen en riesgo la estabilidad nacional, desde estas trincheras sólo se señalan los errores y se comunican los acontecimientos.
SALUD
Te recomiendo:
Comentarios
Publicar un comentario