Hace
algunos años, cuando lavestida aún era titular de la
SAGDR, hubo una cantidad atípica de “ajusticiados”,
linchados y otro tipo de ejecuciones extrajudiciales de personas non gratas o
declaradamente contrarias al bien común, a la paz social o a la integridad
física o material de algunas comunidades; recuerdo el caso de un linchamiento
de un hombre de 33 años en una localidad de Morelos, que según la "comunidad"
abusaba de su relación con algunas autoridades municipales extorsionando a productores
de caña; otro caso muy sonado fue el de un violador en alguna comunidad de la
Sierra Norte de Puebla y otros casos de menor importancia, pero que igual
habían acabado en el deceso del o los involucrados.
Dejé fuera
los casos de Chiapas (en donde los niveles de violencia interracial, interétnica
e intercultural, daban como resultado muertos en gran parte de las comunidades)
mi conclusión fue entonces que "la falta de credibilidad de la población en
sus autoridades, los crecientes niveles de corrupción de
autoridades y la infiltración de las organizaciones criminales en las
actividades económicas locales; estaban generando fricciones que
inevitablemente llevarían a la organización social, contra la autoridad; que
esa organización eventualmente llevaría a que
los conglomerados actuaran en contra de las autoridades
"; aunque no le gustó al destinatario, unos días después un “comisario”
comunal o ejidal (creo que en Nuevo León) fue ejecutado por un puñado de sus “representados”
tras llagar a un acuerdo no aceptable para ellos.
Eso se exacerbó
durante los años siguientes llevando a que ya para principios de este siglo, en
amplias franjas del territorio nacional surgieron "grupos
de autodefensa", unos
financiados por las propias organizaciones criminales que disputaban el territorio,
pero la mayoría autogenerados desde la células comunitarias (algunos ejemplos
fueron retomados de los postulados de los "acuerdos
de San Andrés" que el Gobierno no ratificó).
Ya para
finales de la primera década de este siglo (2008) había en México más de 300
grupos autogestivos (autodefensas) que con armas (o sin ellas) mantenían cercos
en amplias franjas del territorio.
El
descontento de la población con las autoridades locales (municipales) escaló a niveles de
violencia que no tienen parangón hasta la fecha, los actuales (y pasados) casos
de corrupción de las autoridades estatales hicieron que la descomposición
también creciera y el descontento social contra esas "autoridades" y
contra las estructuras del poder real (que la población relaciona con esa
corrupción) como: las estructuras policiacas, los partidos políticos, las cúpulas
sindicales y hasta entes etéreos como las estructuras de poder fáctico.
La fractura
social ocasionada por la elección de 2006, el pésimo desempeño en materia
económica y social del
borrachín, el incremento de los niveles de violencia común y organizada
contra la población y el
incremento incesante del número de muertos, generaron desde ese entonces
que se volteara a ver a la "autoridad" federal como la
verdadera causante (por incapacidad o por inacción) de los problemas nacionales.
Desde 2012
la población esperanzada en un "cambio" y desengañada por mayores
niveles de corrupción, por la muestra directa de esa corrupción
en el primer círculo del peñejo, por la indolencia y por la incapacidad
para hacer, han generado que hoy parte de la población simplemente diga: "no
hay mayor posibilidad que defendernos nosotros", hoy
somos nosotros contra ellos.
Ahora hay
que agregar una nueva circunstancia a todos esos factores (que como ven se han
acumulado en 20 años) y como dice el The Economist, "Peña, con los niveles de
credibilidad interna más bajos de la historia moderna de México, tendrá que
lidiar sus últimos dos años con un escenario adverso (muy adverso) ante
la llegada de Trump al poder en Estados Unidos"; o como dicen las
calificadoras internacionales de deuda "si logramos crecer al 1.2% en
2017 será un triunfo"; o como dicen los árabes de la OPEP "habrá
tanto petróleo en el mundo que el de los Estados Unidos no valdrán nada"
o como dicen los "analistas" políticos nacionales
"es hora de hacer un gran frente común nacional, para enfrentar las
adversidades"; o como dice
un "distinguido" analista económico (de esos chayoteros hasta
la madre) "ya empezó el final de Peña", la verdad es que el
panorama para nuestro país no es nada alentador.
Ya los
muertos también están del lado de ellos, primero el asesinato
de Egidio; después
el de un generalote, los
“atentados” contra exgobernadores, el nivel de custodia y el alejamiento de
los gobernadores de la población (para evitar que esta lo agreda), los niveles
de “seguridad”
en actos en los que aparece Peña y
hasta la prolongada “desaparición” de actos públicos del titular del Ejecutivo
Federal, son sólo parte del miedo que ellos tienen.
Ya los
mexicanos estamos hasta la madre de sus “acuerdos”, de sus cochupos, de la
creciente impunidad y de la inmensa incapacidad para hacer, pues lo único que
saben hacer es “joder
a México” y les sale bastante bien.
La llegada
de Trump al poder en Estados Unidos,
pese a su nivel de intolerancia, de racismo, de misoginia, no es preocupante;
pues finalmente sus márgenes de maniobra ejecutiva, son muy limitados.
Lo que veo
(diría Colosio)
es que ya las condiciones objetivas para un levantamiento social están dadas
(desde 1993) y el resquebrajamiento de la economía a partir de la toma de posesión
de ese siniestro personaje, seguramente acelerarán las subjetivas.
Aunque "ellos", nuestros "vriyantes" (así) "administradores sólo salgan a decir "no pasa nada"
SALUD
Te recomiendo:
Comentarios
Publicar un comentario