Hace algunos años (quizá 10) un amigo (saludos Alberto)
me pidió que revisara un proyecto de inversión, se trataba de una franquicia de
PEMEX denominada “Parador turístico” que era una estación de servicio
(gasolinera) en una carretera primaria a unos siete kilómetros de una capital estatal,
en la que como “plus” (así lo manejaba el proyecto) habría un hotel de 12 habitaciones
y una tienda de ocasión, era opcional una pequeña tienda de artesanías.
El “proyecto” no sólo era atractivo por
los montos de inversión, las tasas de retorno y el “financiamiento” que una
empresa te ofrecía; en resumen, el “inversionista” prácticamente sólo
ponía su nombre en el contrato y después a “cosechar” los frutos de
no invertir, pues la empresa que financiaba, prácticamente lo hacía por la
totalidad y “sólo” pedía a cambio que el espacio comercial (la tienda de
ocasión) le fuera trasladada en un contrato por 20 años (a cambio de una renta)
que se reduciría de los pagos del financiamiento.
Platiqué con mi amigo y mis preguntas eran muchas,
respecto del “financiamiento” y la seriedad de la empresa, lo extraño fue que
me confió que esa empresa además, como parte del trato se encargaba de la
administración del parador turístico y de todos los trámites ante la SHCP; lo
que agudizó mi desconfianza y (ya por mi cuenta) “investigué”, era muy
curioso como la ocupación del hotel llegaba a ser hasta del 65% (muy lejana de
los 40-45% promedios en ese tipo de negocios) que en los “estados financieros” ya
tras todos los pagos por financiamiento; el “inversionista” acababa
pagando impuestos prácticamente presenciales.
Un par de años después me reencontré con mi amigo, que no
había realizado la inversión pero había trasladado el “proyecto” a un tercer que
verdaderamente puso su nombre en el contrato y cada mes recibía su recibo de
pago del financiamiento y un depósito muy decoroso en una cuenta bancaria.
Fui a ver la situación y según la recamarera se hacían
una o dos cuartos al día (muy lejos de los siete que serían en promedio) y los
registros de recepción de gasolinas estaban muy por debajo de las ventas de
gasolina, algo inaudito, pero buena manera de “lavar dinero”
Esta historia viene al caso pues La Crónica (diario
amarillista de Jorge Kahwagi) dio a
conocer el día de hoy una llamada
telefónica entre “Cuauhtémoc Zapata
Peñasco, que operaba desde una oficina de la Subdirección de Nuevos Negocios de
Pemex (… y) Juan “N”, socio
de la empresa Súper Pereyra SA de CV” que resulta ser la el consorcio “aglutinador
y financiero” de lo que conocí como “Paradores turísticos” y que parece que ahora (mediante una módica
suma de 10 millones de pesos y dos camionetas) podrá entrar a otro “negocito”
en PEMEX; por cierto ya PEMEX
anunció que inició la “averiguación”
al respecto.
La página de “transparencia” no muestra más que
dos contratos viejos por muy bajo monto que seguramente no son parte de ese
asunto.
Mientras tanto en Mérida el señor Videgaray se reunió con empresarios
(no dice con cuales) de Yucatán “interesados” entre otras cosas en: “invertir
en capital humano que permita incrementar la oferta de empleo en el sector energético,
derivado de la Reforma Energética” ahí parece que el muy ineficiente
señor Videgaray (en lo obscurito) logró
obtener el compromiso de un grupito de esos “inversionistas” de unos millones
de pesos a cambio de prebendas fiscales y apoyos para seguir en la impunidad; además el año entrante hay elecciones en Quintana Roo.
Aprovechó el señor que cobra como secretario de hacienda,
para asegurar que México está blindado contra las turbulencias financieras
mundiales y que gracias a que es hora de que: “disminuyamos de manera muy
importante nuestra dependencia de los ingresos petroleros y eso se volvió muy
relevante, muy pronto ante la caída drástica en el precio del petróleo”
lo que casi significa un remo Nobel de economía.
Pero lo verdaderamente dramático de su perorata es que
afirma que ya tenemos una línea de crédito con el FMI por hasta 70 mil millones
de dólares para garantizar “el orden del mercados cambiarios”
pues casi nos dice que está dispuesto a “defender el peso como un perro” y
esa historia ya la conocemos.
Entre lavado de dinero y economía ilegal, México deja de
percibir por mecanismos fiscales más de 35 mil millones de dólares anuales,
pero un par “funcionarios” públicos hacen negocitos por 10 millones de pesos y
un par de camionetas.
SALUD
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