Ya quedó demostrado
que poco antes del movimiento zapatista, las fuerzas de seguridad federal
tuvieron información certera de la existencia de grupos armados y estructuras
clandestinas en la Región Selva (chiapaneca) “contingentes civiles armados, con
fuerte base social local” (decía el comunicado de SEDENA que yo conocía
quizá en mayo de 1993)
Entonces las “eculubraciones”
de un servidor y de otros “analistas” de información por obvio
se enfocaron a dos “actores” o factores sociales: en primer lugar a las
organizaciones criminales que operaban en amplias franjas del territorio
nacional (con el beneplácito de las instituciones locales y federales) y la
contienda electoral que se desarrollaría en Chiapas y en México el siguiente
año.
En ambas “teorías”
el doctor y exgobernador chiapaneco Manuel
Velasco Suárez, que por cierto es abuelo de Manuel Velasco Coello (actual gobernador) y fue suegro de Manuel Camacho Solís (qepd) por ello y por su “cercanía” con estructuras criminales
locales y centroamericanas, se le vinculaba en ambas posibilidades.
Nunca supimos si el
señor Velasco estuvo involucrado,
nunca nos informaron si la guerrilla estuvo financiada por el crimen organizado
o si ambas cosas eran una sola.
Desde hace unos días
uno de esos “diarios” que mantienen una política editorial absolutamente
entregada a los intereses gubernamentales o a quien la pague y un pseudo
periodista, ha insistido en la maraña que intenta vincular a la CNTE con grupos
guerrilleros y que hasta se atreve (sin prueba alguna) a llegar a López Obrador en su maraña mental.
Hoy un diario de
circulación “nacional” que dirige un señor que me dicen es muy “amigo”
del todavía gobernador pipope, Rafael
Moreno Valle dice: “Hay condiciones para escalar a una
guerrilla” dejando
en voz a una doctora que ve en la organización social “grupos radicalizados” y
con ello concluye que “hay posibilidad”. Por cierto, ese mismo diario desde hace tres
años ha repetido esa posibilidad.
Dicen que la guerrilla es la capacidad de organización
social que con una clara desventaja, aprovechando su conocimiento de las
condiciones locales, logra poner en desventaja al oponente; dicen que la
guerrilla es una táctica usada por nuestros pueblos originarios; dicen que la
guerrilla fue el mecanismo ideado por Porfirio
Díaz, para ganar la batalla de Puebla en mayo de 1862; dicen que la
guerrilla de las décadas de los 60 y 70 estuvo financiada por el poder económico
inconforme con los administradores locales y federales.
Hoy conocemos a “periodistas” que con su esquema de
"comunicación” inflaman los ánimos sociales, son verdaderos
guerrilleros que desde la obscuridad de una cabina inventan y difunden cuanta
barbaridad se les ocurre.
Hoy también hay guerrilleros que con ocultar productos
de primera necesidad, logran ganancias extraordinarias u otros que con sólo
recibir dinero para prestarlo, han hecho fortunas a costa del desarrollo
nacional.
Guerrilla es el contubernio que amplias capas de las
estructuras de seguridad pública mantienen con las organizaciones criminales,
confabulación que además ha devastado amplias estructuras sociales locales,
connivencia que ha logrado mantener una cuasi “paz porfiriana”, que ha
impuesto a base del terror un frágil equilibrio.
Guerrilla, sería lanzarnos contra las bodegas, contra
los banqueros, contra los “periodistas” para desposeerlos de su falsa bandera de “patriotas”
como aquellos guerrilleros zacapoaxtlas que hace ya más de 150 años expulsaron
a los invasores.
Pero, vasta con dejar de comprar los productos de esos
acaparadores o dejar de escuchar a esos “comunicadores”, basta con dejar de
creerles y dejar que en sus bodegas se pudra la mercancía.
Ya ese frágil equilibro se está desmoronando, ya esa “paz
porfiriana” está llegando a su fin como hace unos 120 años, ahora es el
tiempo de cobrar los desdenes, de hacer pagar los olvidos, de mostrarles que su
México y el nuestro es diferente.
La guerrilla a que se
refieren esos comunicadores, está sólo en su cabezota, pero la organización
social puede desbordar pronto en una verdadera batalla campal; confunden
organización social por hartazgo con guerrilla.
SALUD
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