Hace un año escribí el inicio
del declive, sólo parte del camino que recorrimos en el año que acaba de
culminar entonces dije “ver significa atreverse a mirar” hoy
puedo decir que: querer significa atreverse a luchar para lograr.
Un año lleno de ilegalidad: en que tres entidades
federativas fueron tomadas por la federación bajo el argumento fatuo de “restaurar
el orden” sin resultado alguno y sin esperanza de ello; una política
económica que olvidó pilares básicos como el campo; que entregó franjas
importantes de extracción mineral y sentó las bases para entregar
la renta petrolera; una “administración” que en el entramado
de su corrupción nos muestra el descarado contubernio con “empresarios” y que nos
grita a diario lo que dijo el tristemente célebre profesor “político
pobre, pobre político”; un podrido sistema de partidos que en sus cúpulas
alberga la crema y nata de personajes como Carlos
Hank y bajo argumentos de mejorar
la condición de la población sólo aboga por su propio benefició; una
sociedad llena de hartazgo y decidida a hacerles ver que todo está mal hasta
que dejen el poder.
Pero sobre todo un año en que la violencia institucional
atacó con mayor fuerza a la población que dicen representar, un año en que muy
lejos de avanzar hacia la recuperación del tejido social, se muestra un grave
deterioro de él y una inmensa debilidad del Estado para siquiera intentar
sanarlo.
El reclamo social dejó de estar en pequeños grupos y pasó a
ser un clamor general, ese reclamo ahora lo hacen hasta los otrora
incondicionales de quien ocupa la presidencia y ahí, en la soledad de su “gobierno”
sabe que es
frágil y está inerme, por eso lanza ya sus últimas frases de
coparticipación social, intenta generar cohesión sin tener más argumento que lo
bien que nos irá en el futuro.
Verdaderamente, nos irá mejor, mucho mejor sólo que sin él.
Las inversiones que tanto ansiaban están siendo postergadas
por la incapacidad para atraerlas, los parámetros de medición de México en el
mundo dejan a esta administración en una situación muy desfavorable y los
grandes capitales se mueven a mercados más seguros; los grupos de poder local
observan en esos “gobernantes” una inmensa inestabilidad y ya marcan su deslinde.
Una sociedad dolida en lo más íntimo, lastimada por la
indolencia, por la incapacidad, por el latrocinio, por la corrupción y la
impunidad; está dispuesta a luchar hasta lograr un cambio.
En la primera parte de este año, las organizaciones
políticas habrán de registrar a sus candidatos a la Cámara de Diputados federal
y en 14 estados a las locales, habrá además nueve candidaturas a gubernaturas y
en ese proceso habrán de salir una gran cantidad de historias de los
propuestos, historias que enardecerán mucho más los ánimos de amplias franjas
de la población, generando grandes manifestaciones para evitar la realización
de elecciones; en algunos estados de la república ya hay tal nivel de
descontento social respecto de la incapacidad de sus cuerpos de seguridad para
controlar a la delincuencia o por el franco contubernio de esas autoridades con
las organizaciones criminales que hacia marzo o abril tendremos más de cuatro
revueltas locales con un grave desgaste federal por el uso de la fuerza para
tratar de someter los descontentos; llegará un momento que el clamor para
evitar la realización del proceso electoral que obligará a las fuerzas armadas
a definir una posición al respecto; los medios cada vez se volverán más
críticos del sistema y expondrán de manera documentada muchas de las
corruptelas, llevando el enardecimiento poblacional a límites de violencia
contra los corruptos; hacia mayo más de un gobernador (quizá tres) habrán de
haber dejado el cargo por actos de corrupción demostrados e indignación social
violenta.
Los mercados nacionales verán un franco deterioro causado
por un precio internacional del petróleo muy bajo y habrán de realizarse
severos ajustes presupuestales que llevarán a franco enfrentamiento de las
cúpulas de poder, especialmente entre los capos mayores de Gobernación y
Hacienda.
La mafia partidista (de todos los partidos políticos)
empezarán una batalla campal interna por las posiciones políticas y el
ejecutivo se debilitará a tan grado que no podrá contener siquiera a sus
correligionarios.
El General Secretario se enfrentará de manera frontal con
Peña Nieto para tratar de evitar el inicio de una guerra civil, de continuar
aferrado al poder, muy seguramente hacia agosto tendremos los primeros
enfrentamientos civiles contra fuerzas del orden y la caída de otros gobernadores.
Para entonces, el señor que dice gobernar, estará
absolutamente marginado del poder y de persistir las cosas hacia la última
parte del año habrá caído.
SALUD
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