Hoy dos “pilares” del periodismo nacional (aunque uno de ellos nació fuera de nuestro territorio) los señores Ricardo Alemán y Jorge Fernández salen a “hacernos saber” que los jóvenes de Ayotzinapa ESTÁN MUERTOS y (como dice su patrón Enrique Peña Nieto) debemos superar el episodio.
Ambas “brillantes” mentes llegan a la misma
conclusión “la mafia que tiene el control de la Normal Rural” o “tiene
una fuerte influencia de grupos armados en su operación” (cuanto se
parecen las conclusiones) fue la culpable; cosa que en realidad es exactamente
a la inversa, pues “la mafia” está incrustada, es el gobierno, son los que dicen
gobernar, son sin lugar a dudas los criminales que en defensa de sus intereses
han tomado las instituciones; la Normal Rural (esa y otras) son un espacio (uno
de los pocos espacios) en el que jóvenes comprometidos con una mejor educación,
se preparan para ser PROFESORES, si señores Alemán y Fernández están
llenas de descontento social (pues han sido olvidadas en los presupuestos); de
aspiraciones insatisfechas (jóvenes que prácticamente dejan sus familias y
comunidades para dedicarse a estudiar); de disgusto y enojo por las condiciones
de esas comunidades y familias que dejaron y de todo México.
Pero mientras en Veracruz el ventrílocuo transmite las
palabras de García Márquez (como si
estuviera al tanto de ello): “las condiciones están dadas para que, como
nunca, el cambio social y que la educación sea el órgano maestro de esta misma (…) El
maestro García Márquez tenía y tiene razón: la educación es el motor del cambio”,
Mientras el señor Murillo
Káram dice “nunca tendremos certeza de cuantos jóvenes fueron asesinados en Iguala”
(sabrá el señor Murillo que cobra
para tener certeza de las investigaciones) pero independientemente de ello, si
no hay certeza de que TODOS están muertos, hay certeza de que puede haber
alguno vivo y que es su responsabilidad encontrarlo.
Están tan habidos de notas los señores “periodistas” que
transcriben lo que los mandan desde alguna oficina de gobierno, sin entender
que sólo son instrumentos de la burocracia para polarizar a la población
mexicana.
La verdad es que si el Estado mexicano no tiene certeza de
cuantos jóvenes fueron asesinados entre el 26 y 27 de septiembre pasado,
podremos tener certeza de que quien debía averiguar, documentar,
responsabilizar y procesar a los responsables de esas muertes, NO ESTÁ HACIENDO
su trabajo.
Por otra parte el señor Cienfuegos
(que cobra como secretario) nos ”recuerda” que el caso Ayotzinapa no
es un problema del gobierno sino del Estado; con lo que “quita” responsabilidad a las
instituciones (que según la Constitución él debe ser el primero en defender) y
parece que en tanto que no es el gobierno responsable de la masacre, esa fue
cometida por todos (el Estado) y pues en tal lógica debemos callarnos nuestra rabia,
debemos enterrar nuestro descontento y debemos aceptar que ya pasó.
Como dice el señor Fernández
“búsquenlos
en sus corazones” pues ya sabemos que no están ahí, ahora quizá Murillo
y Cienfuegos, deben decirnos en donde SI ESTÁN.
No señores Fernández y Alemán, por olvidar hemos permitido que personajes siniestros como ustedes llenen páginas de ignomínia.
ESTAMOS HARTOS.
SALUD
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