En 1915 tras el triunfo de las armas, viene la institucionalización de los postulados básicos del movimiento revolucionario y de manera natural la lucha por el poder, el primer momento de este paso se da entre los revolucionarios (hombres de combate) y los no revolucionarios (civilistas), es quizá el Pacto de Agua Prieta el primer documento que intenta guiar el proceso postrevolucionario y pese a los 85 años desde ese momento y hasta el inicio del siglo XXI, no existe un proyecto de país un proyecto con visión de futuro, que guíara de los destinos político administrativos de México.
El jefe máximo encarnado en Plutarco Elias Calles es más un proyecto de control, qué reparte el poder y centraliza las decisiones, no tiene una estructura ideológica pragmática, intenta asegurar el control del poder y evitar el caos.
El período conocido como maximato es apenas un espacio de tiempo que permitió la contención del ímpetu revolucionario, más que el desarrollo o la estructura de una visión de país.
Cárdenas hace un estado fuerte capaz de propiciar el desarrollo, pero no genera los mecanismos de continuidad que permitan el logro de ese proceso.
El partidazo (PNR, PRM y PRI) no estructura un proyecto de país no desarrolla líneas generales y mucho menos regula para qué sus miembros cumplen con dichos postulados, la ideología de los presidentes durante el período priista es tan diversa como Lázaro Cárdenas y Miguel Alemán.
No había un programa partidista era el programa del presidente y cambiaba en razón de los intereses o la coyuntura politica interna y/o externa.
Lo más cercano a la continuidad (dada su muy cercana amistad), se da entre Echeverría y López Portillo de hecho los primeros discursos del "último tlatoani", como él se define, tienen un fuerte contenido de continuidad entre las políticas de Echeverría y las de él, sin embargo algo pasó y vino el rompimiento y el destierro del primero.
Salinas forjó a su sustituto, lo hizo lo llevó, lo plació, lo formó, lo educó, lo hizo Senador de la República, presidente del PRI y Secretario de Estado, lástima, no hubo continuidad.
Aunque Acción Nacional cuenta con un proyecto de nación, Fox no lo lleva a la presidencia de la república, el foxismo es mas continuidad del salinato que bosquejo de un proyecto de país.
En 2018, llega junto con el candidato, un proyecto, un proyecto forjado durante muchos años por muchas personas, un proyecto que tiene una visión de país.
El grupo compacto que acompañó ese proyecto durante años, tiene una visión de país o comparte ideas generales de lo que debe de ser México.
La designación de Sheinbaum como la sucesora de López Obrador es la garantía de la continuidad del proyecto.
La continuidad del proyecto es primero que la persona que ha de suceder a Sheinbaum, ahora sí “primero el proyecto, después la persona que habrá de dar continuidad”, en aras de aportar y no denostar, puedo decir que será hombre (sexo masculino) y probrado obradorista, seguramente no tan joven y muy probablemente forjado en la cantera 2006-2018.
Saludos
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