Hacia mediados de los 60 llegó a mis manos un libro llamado “ El verdadero Juárez y la verdad sobre la intervención francesa ” desde entonces una de las figuras que más llamó mi atención fue la de Porfirio Díaz Mori , que según la obra había sido hacia el final de sus múltiples presidencias, un propulsor de la figura y la obra juarista pese al Plan de la Noria y su aparente distanciamiento ideológico. Apareció ante mí la figura de Ignacio Ramírez ( El Nigromante ) como el “ puente “ que unía a ambas figuras de las revoluciones de México (como las conocería después ya con lecturas más especializadas) como lo demuestra Luis González y González , en su recorrido histórico; Díaz requirió de una figura consolidada para “ justificarse ” para “ aglutinar ” pero sobre todo para lograr legitimidad ante lo que ya para entonces era su principal problema, los grupos medios emergentes que buscaban un cambio en la administración. No lo logró, de hecho esos “ intelectuales ” clasemediero...
Esto no es un herror, es un orror pero observa por qué