Discurso de guerra como desde hace muchas décadas, el gobierno mexicano ha usado la
violencia como mecanismo de aglutinamiento en su favor, quizá la última que
ustedes recuerden son los eventos de 1994 (en que de manera “circunstancial”
el PRI logró una votación histórica); ayer nos dice el señor Peña Nieto: “Los
actos violentos del crimen organizado, lejos de frenar la acción del Gobierno,
fortalecen la determinación del Estado mexicano, para hacer valer la ley en
todo el territorio nacional”
Ello en el marco de la Toma de Protesta de Bandera de los
nuevos soldados (en realidad primera reserva del Ejército) y tras hacer un amplio
reconocimiento a las fuerzas armadas nacionales, a sus mandos y a sus elementos,
tras de señalar que el Ejército actúa “a solicitud y en respaldo de autoridades
estatales”
Pues bien, hoy como nunca el Comisionado Nacional de
Seguridad, Monte Alejandro Rubido
detalló el uso de un equipo muy preciso y de “entrenamiento especial”
para poder realizar esa maniobra en contra del convoy de cuatro helicópteros
que transportaba elementos del Ejercito, la Marina y la PFP a una zona de “reconocimiento”
entre Casimiro Castillo y Villa Purificación; eso está en las colindancias de
Jalisco y Colima, muy cerca de Autlán de Navarro; el triángulo que se forma
entre las cabeceras municipales de esos tres municipios, es parte de la Sierra de
Manantlán y es ahí donde desde hace más de 20 años (con pleno conocimiento de
la autoridad local) se encuentran células muy nutridas de la organización
criminal primeramente conocida como Cartel de los Valencia, luego como el
Cartel del Milenio y actualmente como Cartel Jalisco Nueva Generación.
En Autlán de Navarro fue presidente municipal (1992-1995), Francisco Julián Iñiguez García, sobrino
del Cardenal Juan Sandoval y acusado
de ser parte de la estructura que facilitó desde la COFEPRIS a Zhenli Ye Gon, la importación de los
precursores químicos para las metanfetaminas; bueno, pues ese personaje,
colocado entonces en una presidencia municipal, por la estructura de una
organización criminal, hoy sigue siendo subdirector ejecutivo de Servicios de
Salud y Dispositivos Médicos de la COFEPRIS.
Al cambio de la administración en ese municipio, el nuevo
presidente municipal José Luis Araiza
Zárate, buscó a Ernesto Zedillo
(con una recomendación desde un amigo de la familia Zedillo en Colima), para
mostrarle una serie de situaciones que estaban pasando en la Sierra de Manantlán;
que es parte del municipio señalado y que ya había comentado con el Jefe de
Zona Militar, sin tener respuesta; Zedillo, lejos de atender la situación, lo
canalizó con Chuayffet y después con
un director general, el caso es que el señor Araiza Zárate, regresó a hacer como que no pasaba nada.
En Autlán, la alternancia en el poder es sólo el cambio de
administradores que el Cartel Jalisco Nueva Generación decide; como en toda la
zona y en los estados de Jalisco y Colima; los hermanos Valencia primero y después El Mencho, son los verdaderos administradores de esa región del
país.
El discurso premonitorio que escuchamos de voz del señor
Peña, es sólo un mensaje cifrado para esos grupos que desde hace 30 años están
en poder de esa zona del país.
Hoy los mando de las Fuerzas Armadas, consideran el ataque a
su helicóptero como un “acto de guerra”
su molestia es suprema y ya pusieron en manos de Peña Nieto, un expediente (que casualmente está elaborado desde
2009) en el que dan cuenta y forma de las operaciones del Cartel Jalisco Nueva
Generación.
Esos mandos establecieron a Peña Nieto un plazo de 144
horas, para iniciar un ataque indiscriminado contra los grupos criminales que
ahí se asientan.
El discurso trata de recomponer las cosas, pero parece que
en unas horas (quizá tres días) la SEDENA y las otras fuerzas del Estado
Mexicano, ahora sí ataquen de manera frontal e indiscriminada a esos señores.
Lo siento por la población civil que seguramente sufrirá
bajas en ese ataque; lo siento por el terror que generará en la población; pero no entiendo la desesperación que Peña Nieto tiene por legitimar la violencia para generar temor en la población y legitimar con ello su estupidez por mantenerse en el poder.
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