Antes que cualquier
cosa, esto no es una encuesta, tampoco está basado en conocimientos profundos y
“serios”
de la población de esa entidad federativa; es un simple análisis estadístico
(muy fragmentado) a nivel sección electoral (hasta donde se puede) con datos
del IEEM (que por cierto carece de una absoluta falta de ética y sistematicidad
en la presentación de sus resultados electorales) desde 1990 y hasta 2015.
Después, para todos aquellos que hablan de voto duro de los
partidos políticos (como si supieran de lo que hablan) les puedo decir que hay
secciones electorales que en las tres elecciones 1996 Diputados locales, 1999
Gobernador y 2000 Diputados locales ganan los tres partidos políticos “mayoritarios”
hasta con una diferencia de 25 puntos porcentuales entre una y otra; sin mayor
explicación que la que ya señalé en Cuajimalpa,
tierra del crimen organizado.
Empecemos por señalar que el edoMex es la entidad federativa
con el mayor padrón electoral del país (por eso resulta tan importante), que
muy lejos de lo que se puede suponer y de lo que dicen aquellos “analistas”
políticos no es un “laboratorio” pues en 1999 ahí ganó el PRI (con más del 42% de
la votación válida) pese a las “alianzas” del PAN-PVEM y PRD-PT y un
año después ganó Fox (con la misma “alianza”
con PVEM) la elección federal y en la de gobernador de 2005, el “muñeco
hueco” logró más del 46% del total de la votación local para que en
2006 en la elección federal volviera a ganar el PAN (aunque, sólo como
anotación marginal en el edoMex ganó AMLO con 43.3% de la votación y Madrazo
quedó en tercer lugar con apenas el 18%)
En general no haré referencia a resultados federales, pues
creo que son poco pertinentes, sin embargo resulta oportuno señalar que pese a
haber sido “gobernador” de ese estado y tener la estructura electoral cooptada,
en el proceso federal de 2012, la ventaja de Peña sobre AMLO fue de
apenas 4%.
Indiquemos después que la volatilidad del voto es
impresionante, el PRI en la elección de gobernados de 1993 logró 62% de la
votación y en las de diputados locales de 2003 apenas el 32%; el PAN en el
proceso electoral local de 2000 (gracias al efecto Fox) llega a 38% del total
del voto útil, mientras que en las de 2012 (también de diputados locales) no
logró ni el 10% y el PRD en las de gobernador de 1993 apenas logró 8.7% de la
votación mientras que también en la de diputados locales de 2006 llegó a 27%.
Es importante señalar también que en 2015 (elección
intermedia local) el PRI (sin sus aliados) logró 33% y las fuerzas minoritarias
locales (sin incluir PAN, PRD y Morena) lograron un poco más de ese porcentaje,
es decir todos los chiquitos untos hubieran ganado la elección (pero Eluviera
sólo existe en Campeche)
La información estadística histórica de esa entidad
federativa, muestra un creciente descontento poblacional con los partidos
políticos, muestra una muy consistente caída de la votación de las dos fuerzas
políticas más “importantes” dejándolas hoy bajo procesos inerciales y sin alianzas,
en menos de 30% para el PRI y apenas 17% para el PAN; el PRD sin alianzas
estaría también en ese nivel del 17%.
Pero los procesos electorales en México, no son inerciales,
responden a motivaciones e intereses ciudadanos muy claros y desde hace algunas
semanas en que se desató la lucha electoral y partidista (tras la definición de
no alianza PAN-PRD) y el “destape” de las “finísimas”
personas que contenderán representando al PAN y al PRI, parece definirse de una
manera muy clara una posición obradorista (con una muy intensa presencia de López Obrador) para que sea Morena la
beneficiaria de esa tan importante posición nacional.
En el proceso local de hace dos años, Morena (sin alianza)
logró apenas el 10.5% de la votación local, en una primera participación
política, pero hoy su posición, la presencia de Andrés Manuel, el activismo de él a favor de su candidata y el
descontento social que ha llegado a niveles de violencia focalizada contra
instituciones y grupos de poder, me hacen pensar en un crecimiento que ya coloca
esa candidatura en más de 25% (sin que inicie la campaña)
A ello habrá que agregar que la candidata panista, lejos de
manifestar un interés en amplias capas de la población indica desgano y hasta
hartazgo y la del “señor” candidato priista es casi tan certera como la de su
padre en 1997 para la primera jefatura de gobierno del DF.
En fin y al tiempo (pues en el PRD no definen aun) ya casi
es una realidad la primera gubernatura para un partido emergente.
SALUD
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