Me he ocupado de señalar que quizá la mejor crónica de la
interrelación de las organizaciones criminales y las estructuras de poder
federal es de Anabel Hernández y hoy
hablaré de un señor llamado Don Juan, cuya vida acabó hacia
principios de este siglo y hasta entonces era considerado el patriarca de la
estructura criminal más poderosa e influyente en México durante el salinato.
Juan Nepomuceno
Guerra, después de haberse dedicado a contrabandear licores de aquí pa’lla
(durante la vigencia de la ley seca) y armas y electrodomésticos de allá pa’ca,
en los años 50 incursionó en otras actividades criminales como el regenteo de
prostitutas, el control de polleros y hasta en el robo y traslado de vehículos,
esto lo llevó a relacionarse con las estructuras de poder local, convirtiéndose
(toda proporción guardada) en “the godfather”, hay crónicas de la
época que señalan que en Piedras Negras tenía un restauran al llegaban cientos
de personas de los estratos socioeconómicos más diversos a solicitarle “favores”
y que Don Juan siempre cumplía sus promesas.
Junto con sus hermanos Arturo
y Roberto controlaban la frontera
entre México y Estados Unidos desde Piedras Negras y hasta Reynosa, sabían todo
lo que salía y lo que entraba, pedían una pequeña cuota por protección a los
contrabandistas y se encargaban de hacer legar una parte a las estructuras
administrativas locales, esa “relación” lo llevó a poder “recomendar”
jefes de policía y hasta hacer saber su preferencia por tal o cual candidato a
la presidencia municipal o las sindicaturas, todo ello con la complicidad de
los “líderes”
sindicales locales.
A ese personaje se encomendó y juró lealtad Tomás Jesús Yarrington Ruvalcaba, (hijo
de un fumigador de plantíos legales que había sabido aprovechar su actividad
para obtener algunas dádivas de los plantadores de marihuana en la región) en
1992 cuando Don Juan le propuso ser candidato del partidazo a la alcaldía
de Matamoros; ya desde entonces le colocó como su brazo derecho al sonorense Eduardo Cayetano García Puebla, que
primero en el CDE del PRI y después como secretario particular del presidente
municipal, vigilaba las acciones de este y comunicaba a su verdadero patrón las
decisiones que se asumían.
García Puebla, propuso a Yarrington la inclusión de Antonio
Peña Argüelles como parte de las estructuras de comunicación entre García Ábrego (ya para entonces sucesor
de su tío Nepomuceno) y las
estructuras de poder de otros municipios fronterizos, del gobierno estatal de Tamaulipas
y Nuevo León y federales (delegaciones y titulares de dependencias cuando se
requiriera)
Yarrington, fue
colocado en las listas de diputados federales y después fue “designado”
candidato a la gubernatura de Tamaulipas y durante su mandato se fortalecieron
las estructuras criminales locales, se generaron grandes cadenas de actividad
comercial y financiera para limpiar los recursos ilícitamente obtenidos por
esas estructuras y hasta se hicieron inversiones conjuntas con “empresarios”
texanos que transportaban la cocaína de los carteles colombianos y reportaban ganancias
y pagaban sus impuestos acá, para después llevar sus dineros a paraísos fiscales.
Pero en 1997 su relación con Zedillo se descompuso (algunos dicen que Yarrington lo amenazo de muerte) y el (que siempre ha sido considerado
muy débil presidente) se la cobró desquebrajando las redes de poder de las
organizaciones criminales asentadas en el estado, autorizo a su Procurador Lozano Gracia a reventar la estructura
del Cartel del Golfo, así se generaron las fisuras que después dieron lugar a
la captura del sobrino de Don Juan.
Las fortunas de las actividades económicas mexico-americanas
y la “habilidad” de Yarrington
propicia que antes de su salida de la gubernatura se cree la sociedad financiera
Momex, que además de transferir recursos sucios y hacerlos pasar por limpios,
financió (a través de algunas casas de cambio y pequeñas compañías de servicios
financieros) la adquisición de las aeronaves, de flotillas vehiculares y de
armas en los mercados norteamericanos, de las organizaciones criminales.
Desde 2010 Momex, los
zeta y el cartel del Golfo, estructuraron una red de financiamiento político
para el PRI que transfirió millones de dólares a la campaña del muñeco
hueco, en la campaña se supo de la cercanía de Peña Nieto con Yarrington
e incluso el pendejete candidato lo “invitó” a algunos eventos y el
siempre solícito Gómez Leyva, en
cadena nacional se dedico a divulgar que las acusaciones contra Yarrington eran sólo mediáticas para
desacreditar al candidato priista.
En 2012 Antonio Peña
Argüelles es detenido en Texas y acusado como parte de una estructura criminal
que comercializó enervantes, que transfirió millones de dólares a paraísos fiscales
y luego los regresó al mercado norteamericano, que adquirió con recursos producto
de las actividades criminales innumerables fincas y propiedades industriales y
bursátiles y este se declaró culpable y reintegró una parte de los recursos que
le fueron detectados a cambio de una sentencia blanda.
El señor Peña
Argüelles desde entonces ofreció cooperar con las instancias de justicia
norteamericana para procesar a Tomás
Yarrington y desde 2014 es buscado por la DEA y otras agencias
norteamericanas.
Ese capo político, esa basura humana, ese miembro de una
estructura política que en 2000 quería ser candidato a la presidencia de la
república, ese personaje que en la campaña de 2012 financió al PRI y que colocó
en el gabinetazo actual a la parte más obscura y sucia de la estructura de ese
partido político tiene: Enrique Martínez
y Martínez e Ildelfonso Guajardo,
que influyó en la de Gerardo Ruiz Esparza
y Ramírez Marín (ligado de manera
directa a la finísima figura de Víctor
Cervera Pacheco).
Ese lindísimo personaje al que ya ahora arropa el señor
Enrique Ochoa Reza y una parte del partidazo, tiene cuentas que pagar y espero
que las vaya a pagar en donde si se las cobran, pues si lo exraditan a México,
seguramente será candidato al Senado en 2018.
SALUC (así)
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