Desde hace
unos días en que leí “Político
pobre, es pobre político” de Sócrates
Campus Lemus (saludos) en conmemoración del 15 aniversario luctuoso de Carlos Hank, tenía la intención de realizar
un post con el tema, el pasado 13 inicié de hecho el tema con esa intención
pero llegué a “Cien
millones de pesos contra cien millones de pobres” pues yo escribo
lo que transcurre por mi mente y en ocasiones esta se desvía pues divaga por
temas sin importancia pero agradezco a ustedes que me leen.
Trato pues
de regresar al tema de los políticos pobres, pobres por su inmensa incapacidad
de ver, de comunicar, de transmitir, de interactuar, de acercarse a la gente,
de saber y hasta de hacer; pobres por su obtusa forma de ver las cosas sin
mirarlas, quisiera traer dos anécdotas (como hace Campos
Lemus):
Conocí
personalmente a Hank y es verdad,
era una persona sencilla, atenta y solidaria, de alma grande, comunicar directo
y muy interesado en lo que pasaba en el país; era tan grande que caminaba por
los pasillos de la Secretaría de Agricultura y saludaba a todos los que se
cruzaban en su camino, era tan claro que cuando había necesidad de decir no, lo
hacía con tanta amabilidad que le tenías que agradecer su sinceridad; hace 15
años, tras la llegada al poder de burro, me dediqué a escribirles a los
funcionarios públicos del “gabinetazo” y una mañana me llegó un
telegrama de parte de un señor llamado Abraham
González (que despachaba en Gobernación) poniendo fecha y hora para una
entrevista (que yo nunca solicité) y tras 45 minutos de espera (por cuestión de
agenda) me pasaron a un salón en donde el “señor” González, sólo espetó: “qué es lo que quieres” y mi
respuesta (también directa) fue “que hagan su trabajo”
Dos maneras
de hacer las cosas, dos formas de ver la administración pública, dos
estructuras mentales, la segunda se enquistó desde hace ya muchos años en la
administración pública, ellos piensan que lo que ellos piensan es lo único que
existe, ellos “creen” que lo que creen debe ser dogma de fe para la población
mexicana.
Ellos están
ahí para hacer dinero, para interrelacionarse con los proveedores y
contratistas del sector público y obtener de ellos un viaje, unas vacaciones,
un carro, una casita, el pago de sus impuestos en Florida o una casa blanca;
ellos se han fijado pensiones de país rico; ellos
no entienden (ni quieren entender) que el servicio público es voluntad de
servir y de servicio.
Hay miles,
cientos de miles, millones de funcionarios públicos que cobrar un salario
quincenal y tras 35 o 40 años de servicio, de estrega, de sacrificio y de
honesto desempeño, reciben una pensión (ahora) y recibirán una mentada de madre
en unos años; hay cientos de miles de trabajadores que jamás habrán de tener un
ingreso asegurado cuando llegue su tiempo de retiro; hay cientos de miles de
mexicanos que tendrán que seguir taloneando toda su vida (algunos envolviendo
mercaderías en centros comerciales)
Ellos en su
mostrenca estiman que Hank González
es el modelo a seguir (pero no entienden que la ley es otra), hay miles,
cientos de miles de profesores universitarios que tras 30 años de servicio han
logrado construir una casita y dado estudios superiores a 4 o cinco hijos.
Ellos en su
estructura mental no entienden como una persona que ha dedicado su vida a la
política no tiene fortuna, pues para ellos, el ´fin último de estar ahí es
hacer mucho dinero, así que pobres políticos.
Pobres
políticos que no entienden que hay políticos honestos, que hay mexicanos
honestos, que hay un pueblo cansado de su falta de probidad y de su incapacidad
para administrar.
Pobres
políticos que lejos de ver más allá de sus narices, compran espacios
televisivos para decir “ahora sí,
atacaremos a los corruptos” pero a los otros.
Pobres
políticos que miden a TODOS los mexicanos con su mismo nivel de podredumbre,
pues no, los mexicanos somos honestos, aunque no tengamos dinero y ellos, llenos
de plata sólo son basura.
SALUD
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