Desde finales del mes pasado y hasta los primeros días de
este, la CIDH realizó una visita a nuestro país, en su página Web dejan las Observaciones
Preliminares de la Visita in Loco de la CIDH a México, un texto devastador
que pasa por desapariciones y desapariciones forzadas, asesinatos y ejecuciones
extrajudiciales, tortura y privación arbitraria de la libertad, violencia
contra defensores de derechos humanos y periodistas; no tiene desperdicio.
México representado por Roberto Campa, subsecretario de Derechos Humano de la Segob, afirmó
de manera inmediata a la publicación que “el análisis de la delegación se sustenta en
entrevistas y encuentros específicos” como diciendo son “casos
aislados” pero la información dura es devastadora.
El último apartado de ese informe preliminar habla de
impunidad y falta de acceso a la justicia, en dos párrafos nos relata las
causas sobre la falta de justicia para las víctimas de violaciones de derechos
humanos y en pocas palabras nos dice “su sistema está tan podrido que no hay
regreso en el tema” concluyendo “es indispensable asegurar que las y los
jueces de todos los niveles, así como las y los Ministros de la Suprema Corte
de Justicia de la Nación, sean independientes de los poderes políticos del
Estado, en particular durante su proceso de selección y nombramiento”
Pero eso pasa en todos y cada uno de los temas tratados, pues
la putrefacción de las “instituciones” es de tal magnitud
que sólo volviendo a construirlas podría mejorar en algo la situación; pero
esos últimos párrafos de las “observaciones”, ese apartado denominado
Recomendaciones, no tiene desperdicio, ahí, con toda crudeza se presentan en un
par de decenas las “debilidades” del estado mexicano en materia de derechos
humanos.
Sólo como aclaración, para los ignorantes que agreden sin
saber, los derechos humanos SÓLO son violados por la autoridad, es decir, SÓLO
compete a la autoridad resolver ese asunto.
Pues bien tras la revisión exhaustiva de las
observaciones preliminares, contrastándolas contra el discurso oficial que nos
dice que “todo es maravilloso en materia de seguridad y justicia” e
interpolando el tema para aspectos como educación, en donde muy lejos de
avanzar durante esta administración, se retrocede, según entiendo hoy abandonan
más niños la educación básica que hace 20 años; en salud han regresado
enfermedades que parecían haberse erradicado en los 80 y las tasas de
maternidad adolecente (incluso infantil) se han desatado; en trabajo, más del
80 por ciento de la PEA obtiene menos de tres salarios mínimos (el mismo desequilibrio
que se vivía en 1970); en seguridad social, hoy los niveles de rendimiento de
las afores NO garantizan más de 10 años de pensión (con una tercera parte de
los ingresos del trabajador en activo) y las “instituciones” de seguridad
social están en una crisis financiera insalvable.
En materia económica, la economía apenas está creciendo a
los niveles promedio de los últimos 30 años y la posibilidad real de trastocar
eso, se ve tan lejana que es simplemente inalcanzable una tasa sostenida del 4%
en menos de una década.
En cuanto a producción primaria, hoy México depende en
más del 40% de la importación de productos y en cuanto a manufacturas
prácticamente nos hemos convertido en el taller de las cosas que se consumen en
los países de los que somos “socios” comerciales.
Pues bien, eso que en materia de derechos humanos nos dice
la CIDH y que muchos mexicanos les decimos a nuestros gobiernos, que parece
irremontable hasta en el plazo mediano; en muchas otras materias es también una
realidad, una lacerante realidad que vemos a diario en nuestro ingreso, en
nuestra salud, en nuestra alimentación, en nuestra seguridad pública y social;
una realidad que nuestros administradores (escucho ahora a Jorge Díaz responsable de la expedición de pasaportes en la SER, que repitiendo que TODO está normal, cree que así es)
simplemente NO ven.
Esa crisis de derechos humanos que observó y transmitió
la CIDH, es una crisis que se replica en otras muchas materias, que se han
convertido focos rojos en las áreas rurales y urbanas del país; que se están convirtiendo
en focos a punto de reventar en un momento.
Hoy la organización social comunitaria y general, ha
aumentado, es mucho más puntual en cuanto a la necesidad de atención de sus
demandas y observan muy poca sensibilidad de parte de la “autoridad”, esos miles
(cientos de miles) de mexicanos relegados a una permanente crisis personal,
ahora tienen mecanismos de comunicación mucho más efectivos; hoy México está a
punto de caer en un estallido social de grandes dimensiones.
Mientras las autoridades de todos los niveles de gobierno
y los funcionarios de los otros poderes de la unión, simplemente lanzan auto
elogios.
Sin embargo, como estructura social, ese estallamiento (inevitable)
nos obliga a prepararnos para evitar que sea el Ejército o las fuerzas más
obscuras, quienes tomen las riendas nacionales, eso sería una regresión.
SALUD
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