Son cientos de miles anualmente los centroamericanos que
inician su camino hacia el sueño americano, todos ellos pasan
por México para llegar a su destino, todos ellos deben sortear
como primera aduana la frontera sur de nuestro país, Chiapas, una entidad
eminentemente rural y sumida por sus administraciones en la miseria, es el primer
anfitrión de esas poblaciones migrantes.
Aunque muchos de ellos en la primera travesía, desde sus
lugares de origen hasta esa frontera han dejado no sólo a su familia, sino
parte de su patrimonio y están ocupando recursos para su tránsito, reservan la
mayor parte de estos últimos al paso por México. Muchos otros vienen simplemente con la
bendición de su familia y algunos hasta sin ella; por lo que deben realizar
actividades para ganarse la vida y seguir su camino.
Así, Arteaga (casi siempre puerta de inicio del camino) es
también centro de enganche de trabajadores y trabajadoras, que en el mejor de los
casos van a parar a actividades agrícolas muy mal pagadas, pero que en
condiciones extremas los obligan a jornadas esclavizantes y condiciones de vida
verdaderamente inhumanas.
Ahí y desde ahí hasta la parte sur de Veracruz (pasando por
mi tierra adorada, Oaxaca) son sujetos a todo tipo de tropelías por parte de
autoridades y todo tipo de fauna criminal (amparada e incluso promovida por
todo tipo de autoridades) son presa de las mafias que amparadas a la
vulnerabilidad de ellos, los explotan, los roban, los vejan, los violentan, los
violan e incluso los matan.
Según la "Caravana de madres en busca de sus migrantes
desaparecidos" del Movimiento Migrante Mesoamericano, en los
últimos 7 años hay más de 70 mil hombres, mujeres y niños de los que no se
tiene certeza respecto de su destino en ese camino hacia su destino final.
Ellos caminan por las vías del tren, se desplazan por
caminos rurales y viven en condiciones de indigencia, a fin de preservar su
transparencia, de garantizar su “inexistencia” de salvaguardarse de la
autoridad y de todo lo demás.
Los más aptos asumen riesgos al viajar en La
Bestia, que los “saca” hasta Ixtepec, cuando las condiciones
les son favorables, en unas 12 horas estarán lejos de los mayores peligros,
pero cuando no, en el mejor de los casos, en esos vagones de tren son atacados
por la migra y remitidos a los “centros de detención” con miras a
regresarlos, en realidad en esos centros algunas “autoridades” del INM
hacen selección de mujeres (aptas para actividades de lenocinio), de
jóvenes (adecuados para labores de campo o delictivas) de niños que pueden ser
sujetos a explotación y sólo los otros son deportados.
La delincuencia organizada de México, bajo diversas
modalidades, extorsiona, engancha, agrede y mata a muchos de ellos; dejan de su
invisibilidad para convertirse en presas, para ser sujetos pasivos de actos criminales
que por negligencia o contubernio, nuestras autoridades municipales, estatales
y federales prefieren hacer como que no saben que están sucediendo.
Hacemos de nuestra “tradicional” generosidad, un verdadero
martirio para nuestros visitantes que obligados por la necesidad sólo requieren
generosidad y tranquilidad.
Nos convertimos como sociedad en cómplices de esos
administradores locales, al no denunciar, pero les platico una anécdota: hacia
mediados de 2006 una paisana (de Matías Romero) que labora en el INEA, me
comentó que su esposo levantó denuncia contra seis miembros de seguridad
pública del municipio, que transmitió la denuncia a la PJE y a la PGR, pues uno
de sus trabajadores (que además de no ser centroamericano estaba impedido por
una discapacidad auditiva), señaló con nombre a cada uno de los involucrados en
la extorsión y amenaza, sin que autoridad alguna interviniera, pero unos meses
después en una fiesta del pueblo, fue interceptado por un “funcionario” municipal,
para “advertirle” que fuera la última ocasión en que se metiere en
los “negocios”
del Presidente o su familia la iba a pagar MUY CARO (por cierto saludos Martha
y Tito). SALUD
No bien han avanzado en ese tortuoso camino y ya en tierra
veracruzana, desde Puerto México y hasta Pánuco (lo que deciden ese camino) o
hasta Perote (los que se adentran buscando como destino Tijuana, son sujetos de
extorsiones, malos tratos y vejaciones por verdaderas mafias del poder local,
que amparados en ordenamientos locales los “remiten” ante la “autoridad” para
ser vejados y entregados a mafias criminales organizadas (hay profusa
bibliografía y estudios al respecto)
Ese trato que damos a los centroamericanos, es producto de una
sociedad apática, de una autoridad genuflexa y de un sistema corrupto que
ampara de manera sistemática los abusos del poder, en fin de la impunidad.
Pero esos tratos que damos a nuestros hermanos
centroamericanos, los pagamos allá cuando somos nosotros los que vamos y los
pagamos acá por que corroe a la sociedad y debilita a las instituciones y filtra a la sociedad.
SALUD
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