Desde el Plan Global de Desarrollo de José López Portillo,
se hablaba de un gran programa de solidaridad, incluso se destacaba como parte
de los valores nacionales ese acto, definió la “Alianza para la producción” y en los tres primeros años de ese
gobierno se logró 6.2% de crecimiento del PIB, teniendo como palanca de desarrollo
la producción (y el precio internacional) del petróleo.
Según el retrotraído Pacto por México “La
erradicación de la
pobreza extrema debe garantizar un mínimo fundamental: la alimentación.
Por eso, la más alta prioridad la tendrá el garantizar que ningún mexicano
padezca hambre” (Compromiso 6) acción
que corresponde a decisiones ejecutivas.
Lo que se le ocurrió a Rosario Robles y su “equipazo” fue
una “cruzada”
(término muy usado en pro y en contra del pueblo mexicano) que tiene cinco
objetivos:
- Cero hambre a partir de una alimentación adecuada;
- Eliminación de la desnutrición infantil aguda;
- Aumento de la producción de alimentos;
- Reducción de las pérdidas post-cosecha y de alimentos, e
- Impulso a la participación comunitaria y la movilización popular.
Robles viene de la izquierda combativa de fines de los 70 y principios
de los 80, de hecho su primera luz pública es en el STUNAM (habría que
preguntarle su opinión de López Portillo y las “políticas socio-económicas” de este)
La base de la “cruzada” son los “programas de desarrollo
social” es decir lo mismo que han recetado desde 1977 y hasta la fecha, desde el
Programa Nacional de Solidaridad (y desde antes con los coplades y alianzas)
nuestros “administradores” sustentan sus cesudas
(así) acciones en la “corresponsabilidad” del Estado (y la sociedad) con los
más necesitados.
Hoy tomando mi primer café del día (de ese que se produce en
la sierra de Chiapas, Oaxaca, Puebla, Guerrero o San Luis Potosí; que ocupa
infantes ―mal pagados― para su cosecha y que se le paga al productor en una
miseria, para ser “comercializado” por las grandes cadenas ―Nestle, Starbuck y
claro WallMart y Soriana a precio de “mercado internacional”― descubro que la
SEDESOL encontró la barita (así) mágica para solucionar la desigualdad social.
La política social del Estado mexicano desde hace muchos
años ha estado fundamentada en la solidaridad, sin embargo ahora la
abarataremos un poquito más con el “Impulso
a la participación comunitaria y la movilización popular” ya Salinas
había “descubierto” que el modelo de “participación social” corporativo estaba
agotado (Zedillo le valió madres y los PANdejos simplemente no sabían que hacer
al respecto)
Se conjuga el voluntarismo (que algunos consideramos
sumisión) de Robles y la bición (así) de Salinas para integrar un programa “modernizador”
(aunque date de hace cuatro décadas) que ahora si va a sacar a los mexicanos del
flagelo del hambre.
SALUD. Lo mismo pero
más barato dice SIMI.
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