“Por
mandato del pueblo iniciamos la cuarta transformación del país, hoy comienza un
cambio de régimen político. A partir de ahora se llevará a cabo una
transformación pacífica y ordenada pero al mismo tiempo profunda y radical”
Se trata de trastocar las estructuras de poder
existentes, de acabar con las canonjías de algunos grupos (grupúsculos) de
poder fáctico enquistados en las estructuras de poder real, de equilibrar las
posibilidades de las y los ciudadanos, se refiere a un rompimiento de inercias
que a fuerza de cotidianidad se convierten en normas (normales)
Por eso el ataque
al huachicol la población de una manera abrumadora manifestó su apoyo a la decisión
tomada, pese a los inconvenientes sufridos por el desabasto.
Por eso el interés por de posicionar sus temas y sus
prioridades, de mostrar que las cosas han cambiado, de indicar de manera clara
que la prioridad es la gente y que la toma de decisiones es en ese sentido
política no técnica, en esa lógica la reapertura de El Mexe (icónica Normal Rural cerrada por la estructura de poder
real y fáctico <aunque el gobierno de Osorio
Chong en Hidalgo denominó “readecuación” o “transformación”>)
que siendo media hermana de la Normal Rural de Ayotzinapa mandaba un doble mensaje,
se fortalece la educación pública, se seguirán formando con recursos públicos
en escuelas gratuitas a maestros rurales y se hará porque el Estado Mexicano no
renuncia a atender a los más necesitados.
Por eso el mensaje que con claridad dejó apenas a 20 días
de haber tomado posesión al establecer un incremento del Salario Mínimo General
y uno más pronunciado en la frontera.
Esos son sólo algunos de los temas que muestran en menos
de un mes lo que Andrés Manuel
esperaba lograr, era muestra de cómo quería hacerlo y era la nueva manera de
hacer las cosas.
Además, el desquiciado frenesí de López Obrador por mantenerse en primera plana informativa durante
todos los días, como un mecanismo de transmitir, de comunicar, de romper
las mafias informativas (la televisiva, la radiofónica y la prensa
escrita), de desquebrajar el cerco informativo que generan
esos medios.
Así como el permanente afán de entregar temas a través de
la presentación de programas, por cierto el primero de ellos fue el Programa
Nacional del Electricidad apenas el 8 de diciembre, en Tecpatán, Chiapas; con
lo que se presentó el tema energético y la importancia de llevar desarrollo a
los polos de población más desprotegidos.
Así pues, el cambio no fue cosmético, se readecuó el andamiaje
programático y presupuestal, se puso por encima de los dineros las necesidades
de la población, por primera ocasión en la administración pública federal
nacional era primero la intención que la posibilidad presupuestal.
Eso no lo entendió un hombre formado en el esquema
presupuestal tradicional, en donde, como por inercia (línea presupuestal tendencial)
o por costumbre (línea presupuestal para el moche), se destinaban recursos a
temas y se permitía que parte de ese dinero fuera a parar a particulares.
Así, a partir de la disponibilidad de recursos se distribuían
en grandes acciones (ramas, rubros, temas, programas y/o proyectos) de interés
de una parte de la burocracia dorada, de los hacedores de esa burocracia y de los
patrones de esos burócratas (que por cierto no eran los mexicanos)
AMLO lo dice con claridad “el gobierno se había convertido
en facilitador de negocios privados” y sólo para mostrarlo, en enero
fue cercar a la CNTE de Michoacán y hacerlos ver como buitres en busca de
dinero (carroñeros); mostró que con licitaciones consolidadas en materia de
medicamentos se podía ahorrar y limitó los ataques de los grandes consorcios
distribuidores de medicamentos y reorientó la entrega de apoyos directamente a los
beneficiaros (sin intermediarios que recibían su parte)
Bajo esta nueva óptica presupuestal se dejaron de
entregar recursos a intermediarios y (especialmente) a Organizaciones No
Gubernamentales (que por cierto vivían de recursos presupuestales)
Los problemas entonces fueron con esos beneficiaros de
las administraciones que además cuentan con el incondicional apoyo de algunos
medios de “comunicación” pero “construir un nuevo pacto social capaz de contener
y remontar el desbarajuste al que fue conducido el país” requiere hacer
las cosas diferentes.
Parece que eso no lo entendió Carlos Urzúa y abandonó el barco.
Un cambio de rumbo implica un cambio de mentalidad,
implica un cambio de visión, implica un cambio de formas, pero implica muy
especialmente un cambio de estructura personal de pensamiento que lleve a un
cambio de estructura social de formación.
SALUD
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