Hace muchos años escuché a dos viejos priistas de la corriente
nacionalista (saludos Ricardo y Jorge) señalar que: la Seguridad Social era una
responsabilidad compartida, una responsabilidad social, una responsabilidad de
todos y bajo esos preceptos el IMSS desde su nacimiento a principios de
los 40 y hasta mediados de los 90, durante más de 50 años, funcionó.
Ya en pleno “desarrollo” neoliberal, se “encargó”
a la derecha recalcitrante una “reestructuración” de esa institución
(Genaro Borrego, que siendo panista
había sido presidente nacional del PRI y Juan
Ramón de la Fuente que batea según el pícher) se encargaron de recopilar
las principales recomendaciones empresariales y hacérselas saber a las
organizaciones gremiales, logrando en 1995 el desmantelamiento de la Seguridad
Social nacional.
Entonces (con dos años de gracia) desapareció esa valiosa
institución nacional para dar paso a un sistema de ahorro individualizado que
ya desde entonces fue severamente cuestionado en cuanto a su eficiencia, sólo
por señalar datos puedo decir que el Centro de estudios Financieros de la UNAM
señaló en 1995 que: “para lograr una pensión cercana al 100% del
último salario del trabajador, con una tasa de retorno del 3% (que era alto
pero factible) el trabajador debía aportar el 12% de su salario durante 40 años”
Diez años después en 2004 se volvió a modificar el sistema,
pues los “legisladores” se dieron cuenta que había lagunas y ambigüedades
y según ellos, quedaron “subsanadas” y en 2007 se incluye a los trabajadores al
servicio del Estado, en ese mecanismo predador, que hasta ahora ha servido sólo
a unos cuantos.
Dado que se retira esa “carga” financiera al IMSS se
prometió que “la procuración de salud mejoraría” cosa que no ha pasado; que “la
dotación de medicamentos se realizaría con mayor eficiencia” cosa que tampoco
ha pasado; que “los esquemas de prevención llegarían hasta los rincones más apartados
del país” que ha medio tratado de cumplir, aunque de manera muy
deficiente como es el caso de
Guarderías.
Así con la reforma de 2004 se dio paso a “convenios”
para incluir estratos socio-económicos a la derechohabiencia, primero un
IMSS-Coplamar, después un IMSS-UNAM y ahora un IMSS-Educación;
responsabilidades sin contraprestación (o con una contraprestación muy poco
cuantificable) que le cargan al IMSS y a los trabajadores que lo mantienen.
Como dije antes “el
señor Mikel Andoni Arriola Peñalosa,
tiene la mira puesta en alguna mejor posición en la administración o está
apuntándose para ir a la SHCP” y ahora que le prestaron (pues él cree
que se lo regalaron) el IMSS está haciendo campaña (según me dicen) para ser
candidato del partidazo o hasta de una alianza amplia (incluido PAN y PRD) para
el gobierno del estado de México en 2017.
El IMSS, pese a sus inmensas deficiencias en atención a
derechohabiencia, en prestaciones sociales y en dotación de medicamentos, ahora
se echa la carga de atender a los educandos (de educación media y media
superior) de todo el país, sin responsabilidad financiera más que de los que
aportan a él.
El IMSS, lejos de atender sus inmediatas carencias hace
campaña a favor del régimen.
El IMSS, como en sus mejores tiempos servirá de fondo
revolvente en actividades políticas.
Sí la función de Seguridad Social implica la atención de
todos por todos, es también una corresponsabilidad y ahora sólo parece tiempo
político.
Y le llaman populista a quien en sus programas de atención
social siempre ha antepuesto la capacidad financiera del Estado para solventarlos.
SALUD
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