Aunque las cifras lo desmientan, el señor Peña Nieto asegura: “hasta
los más escépticos y los más críticos reconocen la reducción de la criminalidad
en México”, pues la encuesta nacional sobre victimización y percepción
de la inseguridad, elaborada por el INEGI en los meses de marzo-abril de 2012,
2013 y 2014 indica que la percepción de la inseguridad pasó del 66.6%, al 72.3%
y finalmente al 73.3%. Ese ejercicio que
se debe realizar en estos momentos, muestra, hasta donde van las cifras ya
recolectadas que no bajará, es más se observa un severo repunte a casi el 77
por ciento.
Asegura que 90 de los 122 objetivos (personas señaladas como
prioridad para su detención por su “administración”) fueron abatidos o
detenidos; por cierto, nunca dieron a conocer la lista, así que nos pudo haber
dicho que ya abatió o detuvo a todos y que está elaborando una nueva lista.
En términos generales, la estrategia actual está enfocada a
acciones coyunturales (en el mejor de los casos planeación de corto, muy corto
plazo) y reactivas, es decir resultante de la inmediatez y de los movimientos
de las organizaciones criminales, pensar a futuro es algo que le cuesta mucho
trabajo al administrador, pues sólo piensa en la imagen que debe generar para
el próximo proceso electoral, aunque al señor Peña no le gusten las medallitas (sin albur o con todo respeto para
ellas)
Además, como dicen los planeadores lo peor que un Estado
puede hacer es reaccionar ante la eventualidad, es mejor adelantarse a ella y
estar preparado para enfrentarla; México hace muchos años, reacciona ante la
eventualidad, no cuenta con una estrategia integral de prevención del delito o
de ataque frontal a eventos sistemáticos de vulnerabilidad.
Ahora que reviso los "ataques" terroristas en algunos estados europeos, me sigo preguntando ¿cual es la capacidad de "inteligencia" nacional para prevenir este tipo de atentados? hace diez años que estuve en Europa, prácticamente TODAS las instalaciones en donde se reúnen multitudes, son vigiladas vía mecánica y humana de manera minuciosa; en México este tipo de acciones simplemente no se realizan.
Ahora que reviso los "ataques" terroristas en algunos estados europeos, me sigo preguntando ¿cual es la capacidad de "inteligencia" nacional para prevenir este tipo de atentados? hace diez años que estuve en Europa, prácticamente TODAS las instalaciones en donde se reúnen multitudes, son vigiladas vía mecánica y humana de manera minuciosa; en México este tipo de acciones simplemente no se realizan.
Para nuestros administradores de justicia, resulta más
importante abatir o detener capos que desmontar las estructuras
criminales; mientras en Estados Unidos se planea un gran evento en el que de
manera simultánea se detiene a 300 o 400 miembros de una organización criminal
en seis o siete estados de la unión y hasta en países ajenos a la unión, en
México nos congratulamos con detener o abatir un capo.
Hacia finales de los 90, la definición de un Sistema
Nacional de Seguridad Pública, incluía una perspectiva general de la estructura
criminal y establecía líneas de acción de largo plazo, que incluían seguimiento de
cada una de las organizaciones criminales, infiltración y ataque conjunto y
simultáneo de las bases organizacionales y de las estructuras financieras.
Hoy nos conformamos con abatir o detener cabezas de las
organizaciones criminales, no hay ingeniería o inteligencia financiera, que merme
su capacidad de acción, sólo hay eventos aislados tendientes a ofrecer
mediáticamente las cabezas de las organizaciones criminales.
Hace un año detuvieron en Yucatán a “el gordo” Víctor Hugo Aguirre Garzón, que se supone es el líder del Cártel
Independiente de Acapulco (CIDA), y después a tres de sus cómplices; unos
meses antes nos avisaron de la “detención”
del Z-40 y después del Z-42, sin mayor seguimiento al respecto del Z-41 (si es
que existe); ya detuvieron a “la tuta” y reaprehendieron a "el chapo"; sin que tengamos información de la
estructura financiera de cada uno de esos grupos criminales, sin que haya
posibilidad alguna de “asegurar” sus bienes o sus
propiedades, sin que se realice seguimiento alguno respecto de las estructuras
gubernamentales que les protegían o de los mandos policiales u oficiales que
eran parte de las mismas.
Hoy el señor Peña, como el “autista” que siempre hace
lo mismo, sigue “creyendo” que eso y la percepción es importante.
Pues no, la organización criminal en México está enraizada
hasta la médula del sistema político, son como hederá que hasta en los más
probados fieles creyentes del régimen, se muestra escepticismo y apatía.
SALUD
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