Los huachicol o guachicol, derivan de cuaches o guaches que
eran un grupo de guerreros de los wixárikas o wixáricas (que ahora se denominan
o conocemos como huicholes) este grupo se pintaba de rojo (colorado con barro
de las regiones de Zacatecas) para atacar a sus adversarios, así (como grupo)
fueron vendidos para realizar trabajos en los ingenios de la Huasteca (potosina
y veracruzana)
En esa actividad, tras la molienda de la caña de azúcar,
ellos agregaban alcohol de caña a las tuberías y obtenían un destilado (muy azucarado)
que servía para endulzar infusiones de canela, naranja o ciruela y que les “nublaba el entendimiento” (los emborrachaba)
eran pues adulteradores de alcohol.
En alguna derivación de esas poco entendidas, el Guanajuato
(específicamente en los ductos de Salamanca, algunos grupúsculos de personas de
la calle (entre ellos algunos indígenas) se obtenían pequeñas cantidades de
combustible para generar calor (y luz) a esos desamparados y por relación los
nombraron huachicoles, que deriva en lo que hoy conocemos como huachicoleros.
No es una gracia, en 2018 la sangría a los ductos de PEMEX
llegó a 66 mil millones de pesos que es la mitad del presupuesto que se
requiere para habilitar Santa Lucía como aeropuerto o cinco veces lo que en
2018 se programó aplicar en Desarrollo Social.
Pese a que en enero de 2016 se promulgó la Ley Federal para
Prevenir y Sancionar los Delitos Cometidos en Materia de Hidrocarburos, que según
Enrique Peña era “INDISPENSABLE para atacar el robo de hidrocarburos”,
desde entonces no habían sido levantadas hasta noviembre pasado 81 denuncias penales
por parte de las autoridades de PEMEX, hay casos (unos 300) de delincuentes
detenidos en flagrancia por parte de autoridades municipales en Guanajuato,
Puebla y Jalisco; entregados a autoridad ministerial local (ministerio público)
con aviso por escrito a la autoridad administrativa (PEMEX) para que realice el
seguimiento del proceso, en los que NUNCA se presentó esa autoridad a ratificar
la denuncia.
El saqueo de nuestro patrimonio, se normalizó y (según
datos de la paraestatal) en 2016 (ya con la ley) era de 26.7 millones de barriles
diarios, en 2017 fue de 43.4 millones y en 2018 el promedio fue de 58.2 millones,
sólo como dato para el anecdotario en noviembre de 2018 el promedio de robo de
hidrocarburos fue de 82 millones de barriles diarios (el doble del promedio de
2017 y tres veces el promedio de 2016.
El atraco representa entre el 5 y 8% del total de las
gasolinas importadas es apenas una vigésima parte del requerimiento, pero es
una derrama que no se atendió desde hace más de dos décadas, en 2012 se tienen
registros de 12 mil millones de barriles diario y en 2008 de 10 mil millones
diarios.
Es un acto ilegal que se conoce desde hace tiempo, que se ignoró,
que se toleró, que se estimuló (al permitir la impunidad) y que se salió de
control, es (según cálculos de quien se dedica a eso) hoy el robo, distribución
y venta de hidrocarburos es el segundo ingreso para los carteles nacionales.
Tras la determinación de atacar de manera frontal este flagelo
(20 de diciembre) se desató nuevamente la polarización (alguien dijo que
partidista) social.
El 2 de enero se tomó la determinación de cerrar los ductos
para evitar su ordeña y la polarización opinológica se magnificó, recuerdo
incluso a uno de esos opinólogos diciendo que se ponía en peligro la seguridad
nacional y luego haciendo una analogía con la crisis de seguridad pública de
Italia en los 60, casi como esperando que las mafias salieran a las calles a
matar para robar y a la población protegiendo su gasolina.
Hoy escucho a los lectores de noticias (incluido el tacher)
hablando de desabasto total en siete estados, les platico, dos de mis hermanos
viven en Querétaro y tienen automóvil, NO HAN TENIDO PROBLEMA ALGUNO EN SURTIRLOS
DE GASOLINA.
El fin de semana hubo un par de esos opinólogos diciendo
que debían de abrirse los ductos pues era preferible que no robaran a que no
hubiera transporte y uno llegó al límite de señalar que transportar gasolina
por carretera haría que costara 14 veces más (pues en esa proporción aumenta el
costo de transportación), no se si era idiota o simplemente se hacía idiota.
Sigue pues la discusión en donde un grupito de “ilustrados”
nos tratan de ilustrar sobre algo que NO COMPRENDEN y no quieren comprender,
siguen los ”medios” y los opinólogos haciendo creer que la maldición de la
catástrofe AHORA SI YA LLEGÓ.
Para tratar de entender el tema, es importante señalar que
seguramente el miércoles estará normalizada la entrega (vía pipas) de gasolinas
y antes del fin de semana los ductos estarán resguardados por el Ejército (pues
las instalaciones estratégicas si DEBEN ser resguardadas por ellos)
En resumen, en una semana estará surtiéndose el
hidrocarburo por los ductos y no habrá necesidad de que desaparezcan
gobernadores y aparezcan tacheres con preocupación inequívoca de su pendejez.
SALUD
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