"... no hay peor infortunio en la vida que ser gobernado o enjuiciado por alguien más pendejo que uno”
Enrique Canuda
Luego de la época posrevolucionaria en México, el origen de
la guerrilla en el país tiene una fecha: 23 de septiembre de 1965, cuando el
profesor Arturo Gámiz y el doctor Pablo Gómez Ramírez encabezaron un grupo armado
que asalto el cuartel militar de Madera en Chihuahua, para protestar por el
despojo de tierras y el hostigamiento de los ganaderos de la región, que tenían
en el gobernador Práxedis Giner Duran,
a su mejor aliado.
La página electrónica de Memoria
Política de México dice: “El grupo de estudiantes normalistas,
maestros y campesinos se lanzaba a un ataque suicida que buscaba sorprender a
ciento veinte militares. Estaban decididos: ese 23 de septiembre de 1965
irrumpirían en el cuartel de la población rural de Madera, municipio del mismo
nombre, al suroeste de Chihuahua, poniendo en juego sus propias vidas”
Ahora a pocos días de haberse cumplido 50 años de ese evento
y a unos días de otro evento que involucra a normalistas de Ayotzinapa en Guerrero,
quise recordar aquel evento que por cierto dio lugar al nombre de la “liga revolucionaria
23 de septiembre” que durante la segunda parte de la década de los 70 fue
la estructura que reivindicó parte de la lucha popular y cuyo órgano de
difusión fue la Revista Madera.
Las escuelas normales, especialmente las escuelas normales
rurales (que el “finísimo” señor Rubén
Figueroa calificó como “cuna de guerrilleros”) son desde
siempre, parte actuante en la gestación de conciencia social, en el
enarbolamiento de luchas populares, las instituciones creadas por Lázaro Cárdenas y desmanteladas desde 1985
por la “modernidad” proveen a sus educandos de conciencia social.
Ello no es casual, de hecho es resultado de las inequidades
y desigualdades sociales que se producen en nuestro país desde siempre, pues la
educación normal durante muchos años fue el refugio de capas sociales que no
podían o no querían acceder a la educación superior por una cuestión económica
o que buscando un ingreso rápido accedían a ella, las normales rurales además
eran la única oportunidad de estudio para grandes zonas geográficas.
Eran pues, los normalistas un estrato socioeconómico bajo o muy
bajo que buscaban en esas escuelas una posibilidad de ingreso y manutención de
sus estructuras familiares; ello cambió a partir de que la educación normal se
convierte en parte de la educación superior y “requiere” de bachillerato a los
postulantes.
![]() |
Desgarradora imagen, muertos en Madera, Chihuahua, 23 de septiembre de 1965 |
En
las comunidades de origen de muchos de los normalistas de la segunda mitad del
siglo pasado, se vivía además de hambre (miseria) una gran explotación de los
recursos (naturales y humanos) por parte de las verdaderas mafias del poder caciquil
local, eso fue lo que en 1965 hizo que en Madera, Chihuahua; tras inútiles
reclamos de justicia a la autoridad, tras reiterados llamamientos a la
intervención preventiva y tras una serie de infortunios; doce guerrilleros, sin
el avituallamiento militar básico y sin la menor capacitación en lo que hacían,
se enfrentaron a un batallón del Ejército mexicano en sus instalaciones y
fueron masacrados.
Así como decenas de miles de mexicanos que en los 70
reclamamos un cambio real de la situación de esas comunidades olvidadas y
muchos de nosotros fuimos encarcelados y otros muertos o desaparecidos.
Es así como cientos de mexicanos reclamantes de justicia
social en lo que va del presente siglo, han sido sistemáticamente
criminalizados e incluso enjuiciados por su pertenencia a la resistencia
social.
Es así que hoy esas comunidades (desde Tixtla hasta Madera o
desde Tekax hasta Tijuana o desde Oxchuc hasta Valle Hermoso o desde Nombre de
Dios hasta Los Chimalapas) siguen sumidas en la mseria, ahí los capos de todas
las mafias y todos los clanes siguen saqueando sus recursos naturales, siguen
sobreexplotando a su población y siguen (coludidos con las autoridades de todos
los niveles de gobierno) asesinando a quienes se oponen a ellos y luego señalándolos
como parte de las organizaciones criminales.
Pero como he dicho en repetidas ocasiones, en esas
comunidades (en las que no hay ley) hay muchas armas que han sido abandonadas
por las verdaderas mafias y sus pobladores están organizándose de manera
silenciosa.
Hoy no hay normales rulares en esas comunidades, pero sus
pobladores pese a su muy escaso nivel educativo, han alcanzado un nivel de
conciencia social que (de no abrir pronto la válvula) llevará a un estallido
social.
De Madera a Ayotzinapa, un breve repaso que muestra que tras
cincuenta años poco, muy poco ha cambiado en México.
SALUD
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