Esa frase escuchada tantas veces, no es más que otra de las
reiteradas excusas que escuchamos como mexicanos tras los repetidos fracasos
que en la materia ha experimentado un grupo de jóvenes (y algunos no tan
jóvenes) desde siempre en materia de futbol profesional mundial.
Es la perpetuación de la excusa, aunque en materia de futbol
el costo resulta en un gran desencanto nacional cada cuatro años (o más cuando
por razones de que la selección quedó fuera desde Concacaf o simplemente no
participó por hacer trampa) no deja de ser más que eso, una inmensa decepción
nacional.
Pero dice Enrique
Peña que “todos estamos conscientes, y creo que muy convencidos, de que el
desempeño de nuestra Selección Nacional fue de gran altura” se hizo un
enorme esfuerzo, y como siempre NO FRUCTIFICÓ.
SALUD
Ese discurso en el ámbito de la administración pública, lo
escuchamos cuando en 1968, Gustavo Díaz
Ordaz tras su demostración (quizá locura) gasta recursos nacionales para
demostrar al mundo el nivel de México en el mundo, realiza los juegos olímpicos
y el mundial de ese mismo juego a costa de libertades, pero sobre todo a costa
de vidas.
Lo escuchamos cuando José
López Portillo llega al gobierno y entres sus primeras acciones devalúa el
peso y asegura que después vendrán mejores momentos.
Nos los repitieron cuando en 1995 tras haber tocado las puertas
del primer mundo, como dijo Carlos
Salinas; nos alcanzó una crisis económica de proporciones que llevan a
México a entrar en un gran remolino que desemboca en deuda externa, pérdida
patrimonial nacional y personal, inmensos niveles de deterioro de seguridad y
bienestar social, del que aun no nos reponemos.
Ese discurso, que repetido de manera recurrente nos dice que
ya la hicimos pero en la realidad lo único que recibimos como cosecha no sólo
una decepción, sino un nivel cada vez más pronunciado de deterioro de las
condiciones de vida de la población.
Recibimos la “noticia” de que el costo del sueño en
dinero es altísimo y que se posterga la esperanza de hacer de este país un
mejor lugar. SALUD
Pero no sólo hay un costo social y monetario, esos juegos fallidos
de nuestros administradores públicos además cuestan reiterados círculos de
retraimiento en los procesos de desarrollo, esos administradores públicos (como
los jugadores de futbol) simplemente dejan el partido para disfrutar de su vida
sin mayor responsabilidad que la denostación popular.
En el futbol, la selección de 23 jugadores resulta
responsabilidad de un individuo (quizá de un grupito de individuos) que llevan
a esos eventos internacionales a los amigos a ciertos jugadores que representan
a ciertos grupos, reparten las concesiones, el que pierdan o ganen sólo es una
cuestión de orgullo nacional.
La selección de administradores públicos es responsabilidad
(así lo dice la Constitución) exclusivamente de uno y en tal sentido, el resultado
que ese grupo de a los mexicanos, es responsabilidad de seleccionador.
Los mexicanos elegimos a ese uno, pero también tenemos la
posibilidad de cambiarlo en cualquier momento, tenemos el derecho INALIENABLE
de definir el destino que queremos para México y estoy seguro que queremos
resultados y por el camino que esos administradores públicos han decidido ir, NO LOS DARÁN.
Redefinir el rumbo es quizá la respuesta, pues seguir
esperando que esos señores hagan lo que tienen que hacer es DEMASIADO ESPERAS
para no obtener resultados
No podemos seguir dejando que jueguen con México, para perder de antemano.
SALUD
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