Desde 1960 PEMEX ha estado en la mira de los inversionistas
nacionales y extranjeros que han visto en ella una “gran oportunidad de hacer negocio”
(a la mexicana en donde la “inversión” se recupera rápidamente y los riesgos
son nulos) sin embargo circunstancias internas y un gran costo político para
ese grupito de “administradores” la
postergó.
Para los mexicanos la venta de PEMEX es algo inaceptable,
sin embargo, con “adecuaciones” al marco legal y normativo se han entregado partes
de ese patrimonio nacional a la iniciativa privada, durante la administración
1976-82 se presentó la primera discusión seria entre separar parte de las
actividades de PEMEX para que los particulares “ayudaran” en acciones no prioritarias (distribución) entonces José Andrés de Oteyza, Secretario de
Patrimonio y Fomento Industrial (en donde estaba sectorizada PEMEX) y Jorge Díaz Serrano, entonces Director
General de la paraestatal, fueron los representantes al interior del gabinete
de ambas posiciones.
Ganaron quienes pensaban que ya era tiempo de hacer de PEMEX
una empresa privada y amplias áreas (actividades no prioritarias) de la empresa
fueron “concesionadas” a la iniciativa privada nacional y extranjera,
así recuerdo aquellas “batallas” en las que Díaz Serrano aseguraba que PEMEX era el
sostén de la economía mexicana y debía ser usada como motor de desarrollo
nacional, como palanca para lograr el desarrollo.
En realidad PEMEX nunca ha funcionado como “empresa”
si se observa desde el mero punto de una actividad económica, pues aparte de
estar sujeta a un régimen fiscal especial (en el que acaba pagando al erario
público más de lo que gana) ello debido a una baja (paupérrima) capacidad del
gobierno de cobrar impuestos PEMEX paga impuestos, derechos y aprovechamientos
que ascienden a casi el 10 por ciento del PIB, es decir más de la tercera parte
de los ingresos presupuestales anuales de México, provienen de haber condenado
a PEMEX a ese régimen fiscal.
No es cosa menor, una parte muy importante de esos “ingresos”
del sector público dejarían de existir, es decir, NO LLEGARÍAN A LAS ARCAS
NACIONALES, no se exactamente el boquete que causarían, pero estimo muy
superior a los 700 mil millones de pesos, es decir casi una cuarta parte del
total del ingreso programado para este año.
No es casual que se prevea (que los “modernizadores” prevean)
ingresar de manera conjunta la Reforma Fiscal y la Energética, es decir sólo
conjuntando el tamaño del boquete que se abre con la falta de aprovechamientos
y derechos con la necesidad de recaudar se puede llegar a un “acuerdo”.
Ya Labastida (que
en 1982 fue Secretario de Energía Minas e Industria Paraestatal ―en donde se
sectorizaba PEMEX―) habla de hasta tres puntos porcentuales de incremento en
IVA para subsanar cualquier modificación legal.
En 1984 PEMEX fue nuevamente “modernizada” al dejar de
ser “prioritarios”
una gran cantidad de petroquímicos y así poder lograr que la iniciativa privada
nacional pudiera participar en la transformación de una parte de los
hidrocarburos nacionales, y en 2010 se volvió a “modernizar” su marco
legal, para “favorecer la participación de inversiones internacionales mediante
contratos de riesgo” SALUD.
Los esquemas que hasta ahora se han logrado, no dejan
satisfechos a las pirañas petroleras internacionales, que en realidad y sin tapujos
lo que quieren es adquirir la empresa para hacerla rentable.
Hoy PEMEX es tan (o casi tan) rentable como las mejores del mundo, pero el régimen fiscal al que esta sometida no permite que realice
inversiones en infraestructura, que desarrolle nuevas tecnologías, ni que obtenga
niveles de productividad internacionales.
A lo anterior hay que agregar un sindicato que aparte de “defender”
los derechos de los trabajadores, decide a quien contratar (no sólo como
empleado) y hace acuerdos directos con proveedores y contratistas de la
empresa, define que obras hay que realizar, establece prioridades respecto de
los desarrollos petroleros y se encarga de “proponer” a los que habrán de
surtir maquinaria y equipo a la empresa.
Según cálculos de Trasparencia Internacional tan sólo en
ello, PEMEX deja de ocupar (mal ocupa o dilapida) unos 200 mil millones al año.
Para los ingenuos que hoy piensan que PEMEX es de los
mexicanos, es quiero decir dos cosas, PEMEX desde 1977 se convirtió en
propiedad de la Secretaría de hacienda y Crédito Público que decide que hacer
con los recursos que extrae de ella, se convirtió en la caja chica de los “administradores”
federales y conforme han pasado los años, esa propiedad ha dejado de servir a
los mexicanos, para casi cualquier cosa que no sea enterarse de manera pública
de los niveles de robo que esos administradores públicos federales hacen casi a
diario.
También es importante decirles que una parte muy importante
de los recursos empresariales son transferidos mediante transas y concesiones
al sindicato.
Una reforma estructural de PEMEX, debiera considerar en
primerísimo lugar la capacidad real de la empresa para generar su propia
capacidad de crecimiento, quitando la carga fiscal a la que está sometida y
aplicando en rigor la ley, podría contar PEMEX con unos 800 mil millones de
pesos anuales para beneficio de todos los mexicanos y no de unos cuantos.
SALUD
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