A unos días de conmemorar el 75 aniversario de la
expropiación de la industria petrolera y en medio de la regresión (no de la
empresa) sino de las decisiones de política de explotación, transformación (que
desde 1992 se ha trasladado a particulares), transportación (que ya está casi
totalmente en manos privadas) y comercialización de los productos de esta
industria, es importante quizá realizar algunas precisiones a la
intencionalidad de revertir el proceso.
La expropiación petrolera se presenta en un entorno
internacional de crisis económica y representa para México (además de la
recuperación de la industria y sus productos ―lo que los enterados denominan
renta petrolera―) un proceso de aglutinamiento social, de pertenencia nacional
y de reintegración social.
Desde que recuerdo PEMEX ha sido el eje de la política
económica y social nacional, e régimen fiscal al que se encuentra sometido a
empresa “ofrece” a las arcas nacionales unos 600 mil millones de pesos anuales
y financia algunos de los programas sociales.
La renta petrolera implica para la nación mantener la
educación, la salud o as fuerzas armadas completas, es un ingreso que cuando
menos en parte dejará de estar presente en años futuros y requerirá de ser
sustituido por otros ingresos.
PEMEX es hoy (como lo fue en la segunda mitad del siglo
pasado y en lo que va de este) el pivote, el motor de grandes áreas económicas
nacionales como decía Díaz Serrano “PEMEX financia el desarrollo nacional y
equilibra las desigualdades sociales”
Hay quienes piensan que NO DEBE ser así, hay quienes
consideran que la economía mexicana sería más robusta con inversión nacional o
extranjera en PEMEX y ello generaría mayores ingresos a las familias mexicanas,
sin embargo, eso NO HA PASADO en otros países con niveles de dependencia
petrolera como México.
En la SHCP ya se hacen cuentas alegres con los ingresos
provenientes de las concesiones en telecomunicaciones (ingresos de una sola
vez) y que consideran (como en el salinato) que eso compensará durante tres o
cuatro años la recaudación que se deje de percibir al trasladarse a un régimen
fiscal diferente a PEMEX, pero ¿Qué pasará después?
Pero también como en el régimen salinista las estructuras
gubernamentales están creciendo y se han “anunciado” recursos extras para
programas sociales, es decir gasto no contemplado y recurrente.
Me acuerdo que en el salinato, Carlos Slim fue el “beneficiario” de la privatización más
importante y hoy juega un papel importante entre los jugadores para telecomunicaciones
¿será que ya hay un primer destinatario de la modificación de ley?
En el salinato, bajo la premisa de hacer eficiente al estado
y participar menos en la economía real se desincorporaron las empresas
estatales (paraestatales) se perdieron millones de empleos y se abandonó la
rectoría del Estado en sectores muy importantes, aunque se lograron ingresos
para llevarnos a las puertas del primer mundo, lástima que las puertas se
cerraron y las mieles fueron limitadas.
En un país cuya economía real genera apenas la mitad de los
empleos que requiere la sociedad, cuyos ingresos
fiscales son dilapidados en gasto corriente (no nada más contablemente
hablando), las “reformas estructurales” que pregonan los brillantes “administradores”
van por empleos de mala calidad (tiempo parcial, trabajo de prueba y raquíticos
salarios), inversión privada en áreas estratégicas (energía, telecomunicaciones
y turismo) y ―eso sí― mucho ingreso público inmediato pa seguir manteniendo una
burocracia ineficiente. SALUD.
Hoy parece que los “modernizadores” regresan a la carga y
ven en las arcas nacionales sólo su beneficio.
SALUD.
Lo que no ven es que ya estamos hasta la madre de regresiones.
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