El poder es un concepto que parece fácil de entender pero no lo es tanto, es un concepto que se confunde con influencia, con capacidad, con facultad, con fuerza, con potencia, pero el poder no es la posibilidad de influir para que se haga, sino hacerlo; poder no es la capacidad de hacer, es hacer; no es contar con las facultades para hacer algo, sino ser capaz de usar esas facultades para lograrlo; indudablemente no es la fuerza, pues muchas veces el poder se muestra sin un ejercicio de fuerza.
La influencia, capacidad, facultad y fuerza son atributos del poder, algunos atributos, hay otros que es mucho más importantes, quizá destaquen decisión. Independencia, convencimiento, pero sobre todo apoyo.
Quisiera recordar el decreto expropiación petrolera, sustentado en un decreto presidencial pero sustentado en una Ley de Expropiación, por cierto emitida en el mismo periodo presidencial, es decir, un acto legal, legítimo y justo, un acto de poder y fuerza, un acto que era apoyado por la mayoría de los mexicanos.
También el decreto de nacionalización de la banca, que en realidad fue un retiro de concesiones, pues entonces la banca era un servicio concesionado del Estado mexicano, otro acto de poder sobre el poder económico nacional, un acto justo y apoyado por una gran parte de los mexicanos, un acto controversial, impugnado por los afectados, pero ratificado por el poder judicial.
Hay controversia respecto de los actos de poder que ha realizado Andrés Manuel López Obrador, sin embargo el apoyo popular de él han permitido que los actos de poder sean realizados, recuerdo mucho cuando mediados de diciembre de 2018, la Comisión nacional de Salarios Mínimos a mediados de diciembre de anuncia un incremento de más de 16 por ciento en los SMG y del 100 por ciento en la zona fronteriza, todo el ruido mediático generado: “todo el descontrol económico e inflación que esa medida acarrearía a México”
Después fueron la suspensión del Aeropuerto en Texcoco y la adecuación del aeropuerto militar de Santa Lucía como aeropuerto alterno de la Ciudad de México y las obras del Tren Maya y la refinería en Dos Bocas y la “desconfianza de la inversión extranjera, la salida masiva de capital y la debacle económica”
Y así, acto de decisión que toma el mandatario es acto de ruido político, crítica, desinformación, ataque, impugnación, contravención, enojo y franco ataque a la decisión, quiero decir que no hay nada más frustrante para las personas que están en puestos de toma de decisión (pública o privada) que el hecho de ordenar que se haga algo y ver que no pase nada, que el elefante siga echado.
Así pues, el poder se materializa cuando una persona que tiene capacidad y facultades para hacerlas lo ordena y se hace, cuando los que están en su contra no son capaces de evitarlo, impedirlo, aplazarlo, limitarlo o dañarlo, cuando quien lo ordena tiene además de la decisión de hacerlo, el apoyo para ello.
El poder popular se materializa cuando los mandatarios ejecutan el mandato de la parte más desfavorecida del pueblo, hacer lo que la mayoría de las personas quieren que se haga, permite que la decisión de poder sea menos pesada o mayormente apoyada.
En México desde hace algún tiempo, la prensa ha asumido el papel de oposición al poder, de crítica ante todo lo que se decida hacer y ha olvidado el papel de informar a partir de investigar, de descubrir para comunicar, de hallar lo que se ocultaba, se ha vuelto un subconjunto de la oposición, ha dejado su papel de comunicación para convertirse en atacantes del poder.
Es decir, antes de cuestionar al poder deben de cuestionarse a sí mismos, antes de iniciar una nota los “periodistas” debieran preguntarse ¿cómo el presidente tiene el 60% de aprobación?, ¿por qué lo que decide hacer López se puede hacer con tanta facilidad?, ¿cuál es la razón de que no tengamos un impacto real en las capas de población que antes eran nuestros clientes?
En impresionante recorrer los pueblos, las comunidades, las localidades, los recónditos rincones de nuestro país y observar el brillo de los ojos en la población que considera que se está haciendo lo que se debió hacer siempre, que se les está haciendo justicia, que se está ejerciendo el poder como se esperaba que se ejerciera,
Es muy fácil para los dueños, accionistas, “periodistas” o comunicadores e interesados en los medios, discernir entre la aprobación de López Obrador y sus niveles de audiencia, no hay comparación, ellos cada día tienen menos público, cada día son menos negocio, cada día son más vilipendiados; el presidente de la republica es cada vez más aplaudido, es más querido, es apreciado por una parte importante de la población.
Hasta hacer negocio para los medios debiera ser importante y para hacerlo deben pensar en la masa poblacional no en sus mezquinos intereses de atacar por atacar, el poder se ejerce y se aplica, el cuarto poder hoy ejerce un muy vago podre y aplica muy imprecisas leyes de mercado, seguir en su empecinamiento los lleva a desaparecer, su podser dejo de representar a los mexicanos.
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