Parecen ser actos aislados y sin relevancia, pero como decía
Don Fernando: “nada pasa de manera casual, hay que buscar las causalidades” y
desde hace algunos días parecen haber actos “apegados derecho” (esa palabreja
que tanto le gusta a nuestra clase gobernante), que exacerban los ánimos de la
población.
John Ackerman, analizó ayer los
casos Cassez e IFE diciendo “ratifican
el extremo grado de desmoronamiento institucional que sufre el país” en
otras palabras el agotamiento del sistema político nacional y su tránsito hacia
la recomposición, sin embargo, en el retorcido esquema de hacer política en
México y agregando las reformas laboral y educativa (retrocesos legales
importantes), la firma del Pacto por México (cooperación, colaboracionismo o
contubernio de la clase política) y las anunciadas reformas energética y
fiscal, me detengo a proponer: El regreso al pasado.
A quien extraña que los poderes autónomos se plieguen y
encojan ante el supremo poder presidencial, que es capaz de cobrar (y pagar)
favores, de convencer por la buena o por la mala a los miembros de esas “instituciones”,
el autoritarismo del sistema político nacional, nunca desapareció, más bien se
transformó en una aparente transición democrática, se transmutó y entremezcló
la clase política que antes hacía contrapeso y se le “incluyó” en el juego del
poder.
En los últimos 25 años se integró de manera formal a la
derecha y parte de la izquierda (esa “izquierda moderada” de la que hablan y
tanto alaban los “intelectuales” de televisión y radio) al poder real de la administración
pública nacional, se les prestó parte de las arcas y con ello se les incluyó de
manera formal en la administración del poder (pues ya desde antes eran parte de
los contubernios de las administraciones públicas)
Hoy todos ellos se sienten dueños de México (cada uno según
sus intereses) y se han subsumido y asumido como parte del poder público
nacional.
El esquema de denigrar a las instituciones no se fue, se
hizo privado, se administró en casa y de otra manera, ahora se regresa a lo
público y se nos presenta de manera desencarnada, toda la podredumbre que han
acumulado durante cien años es ahora mierda.
El IFE y la SCJN se presentan ante los mexicanos como
siempre fueron: sumisos, agachones, faltos de independencia y ―sobre todo― carentes
de capacidad técnica para asumirse como los baluartes y garantes de la
legalidad.
Pero son además instrumentos del poder supremo para
mostrarnos que en su país se hace lo que ellos dicen, para enseñarnos que seguimos
siendo parte de su feudo.
Aunado a los “anuncios” de una reforma fiscal integral (que
en escénica significa cobrar IVA generalizado) y una reforma energética (cuyo
único interés es hacer que “participe” capital privado en PEMEX) nos están
regresando a las épocas en que el presedente (así) decía y los diputadetes
aceptaban, en que el señor mandaba y los súbditos obedecían.
Pero pensando mal, queriendo ser inquisitivo ¿estará
intencionadamente guiada y monitoreada la actitud gubernamental? Si la
intención es medir hasta donde pueden llegar ¿serán capaces de detenerse cuando
la liga haya estirado suficiente?, creo honestamente que hay indicios de que
son tan incapaces de una como e otra cosa, que no tienen la menor idea de los sensibles
nervios que están tocando y creo que en cualquier momento se les saldrá de las
manos el enjuague.
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ResponderBorrargracias
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