Les platico una anécdota: hacia principios del presente siglo quedé desempleado del gobierno federal (bendita democracia) y decidí emprender por mi cuenta, establecí una papelería que facturaba en principio 300 ó 400 mil pesos al mes.
Un día llegó un representante de Sabritas y me dijo que: me dejaban todas las bolsitas Hoy hoy yo quisiera y que yo no tenía que pagar nada, que ellos se encargaban cada semana de dotar y redotar y qué me cobraban exclusivamente lo que se había vendido, les entregué mi constancia de situación fiscal y mi RFC y me dijeron que ellos facturaban todo lo que yo necesitara.
Cada vez que hacían el cambio yo recibía un papelito y, casualmente, nunca coincidió con mis datos fiscales, tras seis, siete u ocho semanas les avise que ya no necesitaba su producto, que recogieran todo lo que quedaba y me dieran mi cuenta.
Unos meses después comentando con un comerciante (bastante más que pequeño) de la zona me dijo que a él le pasó muchos años con Bimbo y otros repartidores.
Él le llamó “los grandes informales”
Unos años después regresando de Guadalajara, la persona que se sentó junto a mí en el transporte, dijo trabajar en una de las tres grandes textileras de México y me comentó que llevaban 12 años con pérdidas en estados financieros, pero que el negocio iba viento en popa, que los patrones obtenían ganancias superiores a los mil millones de pesos al año.
La consolidación fiscal le permitía a las grandes empresas, grupos empresariales y holdings que yo denominó carteles legales, crear empresas las cuales evitaban el pago de impuestos o la disminución, reducción o extinción de ellos.
Hacia mediados de 2013 Alberto Kalash reprimió a su cuerpo directivo (de Kaltex) diciéndole que tenía 10 años de pérdidas, lo cual era insólito ninguna empresa aguanta 10 años de pérdidas, pero el señor Kalash había abierto empresas de comercialización SuperQ, de turismo (Q’ven) y hasta una promotora de inversiones, en donde él mismo y muchos de sus familiares más cercanos cobraban salarios exorbitantes, empresas que: no comercializaban, que no promovían y que, por supuesto, no hacían turismo, solo eran membretes para"reducir impuestos".
En 2018 comentando con un compañero de tarea me dijo que empresas o consorcios, habían usado la Consolidación Fiscal, para crear empresas en las que trabajaban su hermana, su prima, el cuñado y a veces hasta los choferes y los hijos de la servidumbre, obteniendo ingresos “salariales” muy importantes, que la tía (una mujer de 78 años que no se podía mover) de Alberto Bailleres tenía un ingreso de 182,000 mensuales en una promotora turística del grupo a la que por cierto nunca había asistido, la promotora turística de Palacio de Hierro, en su mejor año tuvo ingresos de (apenas) 162 millones de pesos.
La consolidación fiscal permitió a muchos empresarios evitar el pago de impuestos, dice un señor Hurtado, que se llama elusión porque les permite a los empresarios, pagar menores impuestos.
Los grandes informales, los elusores, y los consolidadores, lograron obtener beneficios fiscales INDEBIDOS.
SON UNOS LADRONES FISCALES.

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