Yo estaba en una cafetería ahí por Ayuntamiento y López, de ahí caminé con un amigo por López hacia la Alameda, había varias unidades de transporte donde estaban bajando los asistentes a la marcha, eran 9:30 de la mañana no había tamales no había atole, es más ni siquiera había organizadores, un grupito de chamacas andaba buscando a Evelia y cuando finalmente la encontraron le pidieron su paga, ella solamente se limitó a contestar: “el dinero se les va a dar cuando nos vayamos"
Sobre la acera norte de avenida Juárez, caminaban rumbo al Eje Central y obviamente hacia el Zócalo un grupo de jóvenes (hombres y mujeres) de extracción humilde, quizá hasta de proveniencia rural, uno de ellos quizá el que los guiaba dijo: “ya nada más faltan como tres calles’ y otro avispado (o más avispado) le respondió: ”pues no que conocías, falta más de un kilómetro”
Era una fiesta, pero no una buena fiesta, no había alegría, no había chispa, no había interés, es más no había ganas, era notorio el desinterés el apresuramiento y el desgano, era como la fiesta en donde se volvía a casar la mamá o en la que se iba a casar la novia de toda la vida (con otro por supuesto)
En la otra acera, es decir ya en la Alameda había dos mujeres de edad media (entre 50 y 60), una de ellas traía la bandera como de un metro por 60, sentadas en una banca, mi amigo les preguntó: “esperan a alguien”, “no descansamos, pues nos citaron hasta las 10 en el callejón del Sanborns de los azulejos” respondió una de ellas, “ah, vienen en grupo” tercié, “bueno lo que pasa es que vendemos en la calle por la Santa María la Ribera y nuestra líder nos pidió que viniéramos a apoyar”
En la conversación posterior se notó que estas mujeres no tenían un compromiso real, que su asistencia era más un compromiso de amistad, respeto o apoyo por el lugar de trabajo, su mejor argumento fue la defensa de la democracia (muy respetable pero vacío de contenido real)
Para ellas, el Estado, el de Andrés es malo porque le regala el dinero a los viejitos y a los necesitados y el otro Estado, el de Cuevas, es bueno porque les permite vender en la calle y a veces hasta las deja ponerse en el Eje uno, aunque también es malo porque a veces las obliga a ir a este tipo de eventos.
En el tamiz general, puedo asegurar que había de todo, gente muy convencida por supuesto, gente no tan convencida pero enojada o molesta, gente engañada, gente simplemente obligada por dinero o por presiones o por prebendas a asistir y sí llenaron el Zócalo, lo llenaron de gente, de buena gente, de gente inteligente, de gente tonta, lo llenaron de gente pero no lo llenaron de personas convencidas de lo que estaban defendiendo porque es más muchos de ellos ni siquiera sabían lo que defendían.
Pues ya llenaron el Zócalo, ahora ya sólo falta llenar a la gente de contenido para que defienda las causas que ellos enarbolan, hay que llenar a la gente de temas que le satisfagan, de cosas que le gusten, de causas.
No es fácil pero temas hay podríamos empezar por quitarle las pensiones a los ancianos, aunque de eso hablaremos en otra entrega.
SALUD
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