Hace años (muchos años) se hablaba de condiciones subjetivas
y objetivas para el cambio de modelo de desarrollo económico nacional,
discutíamos de la necesidad de llevar información de crear conciencia, de
fortalecer las condiciones objetivas para que la población tomara conocimiento
de su papel como promotor de un verdadero cambio, de una revitalización de las
condiciones socio-económicas para beneficio de todos (quizá de la mayoría)
Hoy aquell@s jóvenes que nos escucharon, son ya adultos y
tendrán sus propias familias, estarán (seguramente) sumidos en la pobreza o y
muy preocupados por su supervivencia diaria, por obtener los satisfactores
mínimos para ellos y sus familias. Las
condiciones objetivas para el cambio siguen ahí, se han reproducido son ahora
más generalizadas, pero parece que las condiciones subjetivas parecen haberse retrotraído,
subsumido por la inmediatez de la resolución de problemas cotidianos.
Pero de manera muy especial ha contribuido a ello, la mediatización
televisiva. Ahora entra a nos 20 millones
de “hogares” la TV “informa” de manera intencionada y7 “orienta” bajo un
esquema editorial absolutamente individualista.
Nuestras comunidades (aquellas que ante una tragedia se
unían) han sido desintegradas, por tres factores que inciden en ellas para lograrlo,
pero el bombardeo mediático es quizá el que mayor impacto causa en ellas, hoy
muchos jóvenes de esas comunidades creen más en la TV (y sus comunicólogos) que
en sus viejos (como les decían antes), las reglas de convivencia se han
amoldado a la convivencia “socialmente aceptada” es decir a lo que esos comunicólogos
dicen.
Se han creado otras “comunidades” las virtuales que estamos
obstinados en transmitir una realidad a partir de “nuestra experiencia”, que
seguimos tercos en creer que México merece un mejor futuro, que desde nuestra
trinchera nos esforzamos por transmitir información que consideramos relevante,
sin embargo, estas nuevas comunidades se concentran de manera sesgada en grupos
específicos.
Hemos sido incapaces de trascender la barrera de unos
cuantos quizá nos han dejado ser para que nos sintamos útiles, quizá el daño
está controlado en ese grupo y ello fortalece a los poderes formales y fácticos
nacionales.
Trascender nuestro empecinamiento, nuestra obstinación y
nuestra terquedad implicará necesariamente romper ese cerco mediático impuesto
desde las DOS cadenas televisivas (y sus satélites radiofónicos y “periodísticos”)
implicará ser capaces de hacerlos ver como lo que son: IDEÓLOGOS del régimen,
meros pericos sin mayo intención que la de MANTENER las condiciones subjetivas
en el estado en que se encuentran.
Hoy un diario de circulación nacional se pregunta ¿Qué pasó
con el movimiento #yosoy132? Y quizá la respuesta sería ¿Que ha pasado con los
movimientos frescos que han revitalizado las fuerzas sociales? pues que esos
mismos poderes han comprado “conciencias” y mitigado sus efectos.
Somos rehenes de un aparato mediático capaz de socavar cualquier
intento real que organice, que comunique o que ponga en riesgo S estabilidad.
SALUD
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